La aprobación de la reforma constitucional que consagra el límite del déficit público estaba cantada; cuando se anunció la propuesta el pasado 23 de agosto, los dos partidos mayoritarios la tenían ya pactada en un acuerdo express, según los medios (sospechoso Mercurio opuesto a Neptuno). He tomado la hora viendo la votación en directo en www.rtve.es.
La carta es elocuente. El regente del Ascendente Escorpio (signo de las deudas, préstamos, transformación, crisis y muerte) va a la casa IX, la del extranjero y también la de la Ley. Esto alude directamente al tema que tratamos, la escorpiana reforma de la ley máxima de este país: la Constitución, Ley de Leyes. Y digo escorpiana porque (y que me disculpen los nativos de Escorpio) este signo, sobre todo en Astrología Mundana u Horaria, suele tener un matiz traicionero o, suavizando la expresión, inesperado.
La casa IX está en Cáncer (signo de la nación, pueblo) y su regente, la Luna, va a la I (nación). Tenemos pues a ambos regentes en recepción (colaboración) mutua, pero indignos: tanto Marte en Cáncer como la Luna en Escorpio están en sus signos de caída, es decir, que colaboran pero quizá no precisamente para el bien de los interesados. La indignidad esencial (mala situación en signo) de ambos planetas indica la debilidad tanto de la nación (Marte) en estos momentos, a expensas de dictados extranjeros (Marte en IX) como de la legitimidad de dicha reforma (regente de la IX indigno), o también el disgusto del pueblo y su impotencia para hacerse oír por la clase política.
La Constitución, sacralizada e intocable durante tantos años, se revela en este acto como un instrumento que se puede “violentar” (Marte en IX) para “calmar” a unos poderosos, voraces y al mismo tiempo fantasmagóricos mercados, puesto que no es el pueblo, quien detenta la soberanía del Estado, el refrendador de dicha reforma. Es revelador, en este sentido, que en esta carta astral, la Luna, significadora en general del pueblo (las masas, el público), sea regente de la casa IX, es decir, la casa de la Constitución, con lo que queda patente la identificación recíproca. La caída, que es la condición de la Luna en Escorpio, en Astrología alude directamente a la pérdida de dignidad: cae quien ha estado en alto, quien ha confiado que en casa ajena podía vivir eternamente (exaltación). En este sentido la caída es cuestión de tiempo y revela una situación que nace amenazada. Esto es precisamente lo que parece estar pasando con la Constitución y con la democracia en estos tiempos y en estos lares.
En el instante en que el presidente del Congreso pronunció este mediodía que la reforma estaba aprobada (quedan pendientes otras ratificaciones en el Senado, etc.), la Luna hacía sextil partil y exacto (!) con el Sol en Virgo (signo asociado al socialismo), regente del MC (gobierno) y significador del gobernante. El Sol (protagonista en las cartas diurnas) está en la casa X (poder ejecutivo), pero en el XI signo y muy cerca de la cúspide de XI, la casa asociada a la Cámara Baja en Astrología Mundial; el sextil señala la facilidad y ausencia de obstáculos para la aprobación. ¿De dónde venía la Luna antes de este sextil? De hacer otro sextil a Plutón (plutocracia, el poder oculto transformador y destructor) retrógrado en Capricornio (empresas, instituciones) en la casa II (dinero), en el III signo del comercio interior y medios de transporte y comunicación, lo que me parece muy gráfico teniendo en cuenta que es precisamente la élite bancaria y empresarial (plutocracia) la que ha apoyado en este país la reforma. Otro elemento que ratifica este extremo es que el Sol está en trígono aplicativo a Júpiter retrógrado, regente de la casa II (dinero) y de la V (Bolsa). Por si fuera poco, los Nodos de la Luna, que son zona de eclipses y por lo tanto de oscuridad y cierto peligro, se sitúan en las casas II-VIII. La posición de Mercurio conjunto al Medio Cielo otorga protagonismo y relaciona las casas regidas por este planeta: la casa VIII (deudas, préstamos de la nación) y la XI (Congreso de los Diputados).
Hablando de eclipses, Marte se halla en el grado del último eclipse solar total, el del 11 de julio de 2010 en 19º de Cáncer. Los grados de los eclipses previos parecen ser zonas “sensibles”, quizá asociadas a las crisis y la oscuridad. Durante semanas me pregunté qué “algo” significativo podría suceder cuando llegara Marte a ese grado.
El pacto entre PSOE y PP no aparece muy claro en esta carta. El Sol (reg. del MC, gobierno) y Saturno, planeta asociado a la política conservadora (reg. de IV, casa de los partidos de la oposición), no se “ven” por estar en signos contiguos. Es decir, no se “entienden” ni se comunican. Revelador también que Saturno está en el signo de su exaltación (Libra) que es el de caída del Sol. Pero para la galería de los mass media (Neptuno en Acuario), para el negro sobre blanco, queda la apariencia del acuerdo: Mercurio en X (gobierno) opuesto a Neptuno en IV; y ¿qué es una oposición?: una enemistad tan íntima que obliga a una cooperación; esto, que se aplica al aspecto astrológico también debería darse en la oposición política. En sentido estrictamente tradicional (sin tener en cuenta a Neptuno), podríamos decir que hay cooperación o entendimiento entre el gobierno y la oposición conservadora porque Mercurio (casa X) y Saturno (casa XII) se “ven”, están en relación de sextil por signo.
Ahora, Neptuno retrógrado en IV indicaría una cierta falta de… ¿cómo decirlo?¿autenticidad? en la actitud manifiesta del principal partido de la oposición. Más allá del PP, esto tiene otra lectura: este Neptuno retrógrado en IV representaría a la oposición “fantasma” que hay en el Congreso, la de los diputados que, estando en contra de la medida, no se atreven a disentir por temor a las represalias de la dirección del partido (la llamada “disciplina de voto”) y a la precariedad resultante de lo que para ellos no es tanto un servicio al pueblo como un empleo en el que son asalariados. En un planeta clásico, la retrogradación implicaría replanteamiento y quizá arrepentimiento, cambio de decisión; tratándose de Neptuno, no sé si esto se llegará a manifestar abiertamente. Y la falsedad que los clásicos atribuyen a la retrogradación ya está implícita en el planeta.
Cuando se habla de “dinero” o de “economía”, también está implícita la autonomía que proporciona disponer de recursos suficientes; en sentido primigenio podríamos hablar de “subsistencia”.
¿Redundará el límite del déficit público por mandato constitucional en una mejora de la economía? No según este gráfico. La retrogradación de Júpiter, regente de la casa del dinero, indica que no otorgará el beneficio que promete -al ser un benéfico- y el hecho de que esté peregrino en VII (enemigos, tratados en el extranjero) implica la debilidad de quien se somete a pactos (VII) que no le favorecen y en los que tiene poca cuota de poder. El planeta peregrino tiene la dignidad de su dispositor, que en este caso es Venus (reg. de VII en Tauro), indigna también por su situación en Virgo (caída otra vez) y por estar combusta, oculta por los rayos del Sol ya que se encuentra en conjunción con él. El planeta combusto, en Astrología clásica, al no ser visible puede indicar secretismo, que podría ser el de los enemigos declarados (VII), pero también el de los pactos que se cierran en secreto, como el del PSOE-PP que se anunció ya consumado; se añade a esto que Venus también rige la casa XII, la de los secretos y enemigos ocultos. Una significación esencial de Venus es el dinero, el cash: antiguamente se usaba cobre, metal asociado a Venus, para acuñar monedas. Tanteando los límites de lo que esta carta puede describir, diría que Urano retrógrado en la casa V, únicamente mal aspectado con Plutón, no promete estabilidad en el ámbito de la especulación, es decir, en los temidos mercados. A la conflictiva cuadratura entre Urano y Plutón todavía le quedan unos años de recorrido.
¿Dónde se ve el límite del déficit público en esta carta? El gran trígono en signos de Tierra ya alude a lo que han llamado política del “ahorro” y a los acuerdos alcanzados (trígono), ya que a estos signos no les gusta “gastar”, sino acumular (preservar también, gestionar, administrar, las funciones por otro lado tan necesarias que cumple el elemento Tierra), pero este trígono lo forman el Sol (gobierno), Venus indigno (enemigos declarados, tratados extranjeros, enemigos secretos), Plutón (maléfico y retrógrado) y Júpiter (benéfico pero retrógrado, significador del dinero). Este grupo de asociados no parece una compañía muy recomendable para el Sol. También significativo aquí es Júpiter retrógrado, regente de la II (dinero) que queda opuesto a la Luna: el pueblo.
En la casa XII se encuentra Saturno, planeta asociado a la política conservadora (cercana a la patronal y la oligarquía, el actual neoliberalismo), y regente de la casa de la oposición (IV); la XII es precisamente la de su gozo en Astrología Tradicional, o sea, que aquí se encuentra cómodo. Además está en Libra, el signo de su exaltación: no es el dueño del signo, pero actúa como un huésped privilegiado. La casa XII ya he comentado que se refiere entre otras cosas a los secretos, lo oculto, el aislamiento, el “armario”. Allí, en esos signo y casa parece estar esperando el PP el momento de hacerse visible (programa, intenciones), que será probablemente el de la toma del poder al ganar las próximas elecciones.
Saturno es regente también de la casa III, los medios de comunicación. No todos, pero los principales y de más alcance han favorecido las consignas neoliberales a la hora de valorar la propuesta de reforma. Plutón retrógrado en Capricornio en el III signo podría hacer pensar en cierto trabajo de manipulación y/o de ocultación de información por parte de esos medios.
El anterior paso de Saturno por el signo de Libra (el de su exaltación) coincidió hace tres décadas con la implantación del neoliberalismo a través de las figuras de Reagan y Thatcher, impulsores de unas políticas desreguladoras de la economía financiera que obtienen ahora sus “frutos”. Tres décadas de dominio y crecimiento han procurado la hegemonía de la economía financiera o, lo que conocemos por otro nombre: “los mercados”, que hace tiempo ya que influyen en la legislación comunitaria europea. No pecaré de partidista si digo que es patente que los mercados dominan el mundo y los gobiernos; a estas alturas creo que no queda nadie ya por enterarse. En esta línea están actuando el Gobierno y el Parlamento español: no por iniciativa propia sino más bien por control remoto.
El próximo miércoles, día de la votación de la reforma en el Senado, la Luna vuelve a estar indigna: esta vez, en Capricornio, signo de su exilio, que es un peldaño más bajo que el de la caída. Es además el signo de Saturno.
En definitiva, un día histórico para una reforma histórica, y ya se sabe que la historia la escriben los vencedores en las guerras o los que dominan la cultura que, para el caso, es lo mismo. Desde el punto de vista de los partidarios políticos de la reforma, la enmienda constitucional es algo beneficioso para la nación y para el pueblo sobre y por encima de todo; desde un análisis astrológico, está bastante claro que no.
Éste no ha sido un post imparcial, pero es que la Astrología tampoco lo es.