Oslo, el día después. Flores frente a la catedral de Oslo, por Bjoertvedt.

Doble infierno en Noruega

Hasta el viernes pasado, “Infierno” y “Noruega” no eran dos palabras que cabría esperar en una misma frase pero, desde entonces, los noruegos tratan de digerir el espanto de la violencia que hasta entonces sonaba como algo lejano y ajeno a sus estándares de vida.

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El país de la Paz en el que nunca pasaba nada ha sufrido, no uno, sino dos ataques en un misma tarde y perpetrados por la misma persona: una explosión y un tiroteo. La carta de la explosión muestra el Ascendente en Escorpio, signo domicilio del maléfico Marte, que está situado en la casa VIII de la carta, la de la muerte, y conjunto al Nodo Sur lunar, que es tradicionalmente también un punto maléfico, de oscuridad (porque es zona de eclipse); ambos nodos están relacionados con las masas y el colectivo. Marte y el Nodo están en Géminis, signo humano, por lo que indica violencia ejercida por el ser humano; también, y algo muy significativo aquí, es que es signo doble, lo que en un principio me hizo pensar que podría haber dos o más bombas; en realidad fueron dos ataques en un intervalo de dos horas.

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La conjunción de Marte y el Nodo Sur de la explosión cae sobre Plutón de la carta fundacional de Noruega, que también tiene el Sol en Géminis. Plutón retrógrado transita sobre el punto medio Marte/Saturno de la carta de Noruega, siendo ése un punto muy negativo. Sobre el tránsito de Plutón sobre este punto medio, dice Ebertin en “The Combination of Stellar Influences” que significa “La intervención de un poder superior; lesión corporal o daño (asesinato, la muerte de un gran número de personas).” Plutón (muerte, destrucción, regeneración) transita sobre Capricornio (signo muy importante en política) en el V signo (ocio, vacaciones, tareas educativas) de la carta del país, en analogía con el campamento juvenil y político de Utoya. El Ascendente de la carta del inicio del suceso (momento de la explosión) está sobre Marte de la carta de Noruega, que recibe una oposición de Júpiter desde el signo de exilio de Marte, que amplifica (Júpiter) la violencia (Marte), siendo Júpiter el regente de las casas VII (enemigos declarados) y VIII (muerte) del país. Aproximadamente dos horas más tarde, hacia el inicio del tiroteo en la isla, el Ascendente cae sobre el Bajo Cielo (patria, raíces, hogar, familia, antepasados) de Noruega, cuyos cimientos, no cabe duda de que han sido sacudidos.

Géminis, signo donde se ubican Marte (violencia) y el Nodo Sur (público, grupos) de la carta del inicio del ataque, es el signo asociado a los adolescentes.  Precisamente han sido el objetivo del -¿presunto?- asesino y de los 76 muertos -por el momento, puesto que hay muchos heridos graves- la mayoría son jóvenes entre los 15 y los 17 años de edad.

En el momento del primer ataque faltaba un minuto de arco para la conjunción partil de Marte con el Nodo Sur, que ya fue efectiva dos horas después, en el segundo ataque, que se cobró muchas más víctimas. El Nodo Sur, como zona de oscuridad (eclipses) también puede indicar los equívocos, confusión y malentendidos que parece haber marcado la política informativa de la Policía noruega, de la misma manera que ahora está en cuestión su actuación en la isla. A esto hay que añadir la confusión generada entre los jóvenes atacados, que creían que su agresor era un policía (el asesino iba disfrazado), por lo que desconfiaban de los verdaderos agentes y cuando llegaron a la isla a rescatarlos.

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En cuanto al asesino confeso, Anders Behring Breivik, joven granjero, noruego nativo, auto definido como cristiano, nacionalista, islamófobo y de extrema derecha, es revelador el dato de que es hijo de un diplomático socialdemócrata, es decir, del partido político objeto del ataque. El padre reconoce no haber tenido apenas contacto con su hijo pero eso, en vez de eximirle de responsabilidad, cabría llevar a una reflexión sobre el germen del odio de su hijo. Estamos hablando solo de explicaciones, porque de ninguna manera el abandono paterno justifica actitudes violentas en adultos y menos una masacre de estas características.

La carta disponible (sin hora) del atacante, nos muestra una llamativa conjunción del Sol con Marte y Mercurio en Acuario, cuadrada a Urano. Es una configuración que remite a actitudes de profunda rebeldía. La rebeldía uraniana no es precisamente constructiva: Urano, a las “malas”, siempre pretende definirse a la contra de lo que tenga enfrente, sea lo que sea. Frente a un padre conservador, un hijo progresista; frente a un padre socialdemócrata, como en este caso, un hijo -ultra- derechista. Con Marte implicado, que tampoco recibe aspectos que puedan ayudar, la actitud puede llegar a generar violencia.

El maléfico Marte (agresión, muerte) en Acuario (grupo) describe la acción llevada a cabo por Breivik. Marte, además, está en el segundo decanato del signo. Los segundos decanatos de los signos fijos, en torno a los 15º, son grados Avatar,  zonas especiales y vinculadas a la manifestación en el colectivo, pudiendo llegar al fenómeno histórico. Desgraciadamente, Anders Behring Breivik no es un -presunto- criminal más, sino que pasará a la historia como el autor de la -unica- masacre moderna cometida en Noruega, el suceso más triste para esa nación desde la II Guerra Mundial. Desde este punto de vista, Breivik es un avatar -personificación- destructivo, el encargado de canalizar y materializar la sombra proyectada por el inconsciente colectivo.

El Sol en Acuario define a una persona que encuentra su identidad en un grupo; conjunto a Marte, ha de ser un grupo de ideología militarista y tendente al extremismo. No me extrañaría que hubiese recibido apoyo para realizar sus ataques, aunque quizá para él haya sido suficiente -y necesario- el apoyo ideológico.

El trígono aplicativo de la Luna en Virgo y Venus en Capricornio de la carta natal de Breivik, además de hacer de él un granjero vocacional (signos de Tierra), en vez de suavizar el panorama lo empeora. La Luna, además de estar conjunta al maléfico Saturno, máximo dispositor de la carta, está en el signo de caída de Venus y ésta en el de exilio de la Luna, con lo que podría decirse que el trígono refuerza las peores cualidades de cada una o su peor versión, sin que el nativo experimente conflicto interior alguno por ello (trígono). ¿En qué consiste esta versión negativa? La Luna del agresor está en la tercera fase, fría y seca, a lo que se añade la sequedad del signo de Virgo; Capricornio, frío y seco, también “seca” a Venus. Tanto la Luna como Venus pierden humedad, que es la cualidad primitiva asociada a las emociones y la empatía, ausentes necesariamente en los asesinos en masa.

Podemos hallar una huella previa a estos sucesos en los eclipses anteriores al 22 de julio, concretamente en el contacto con los ángulos de los significadores de muerte de esas configuraciones. Brevemente: el eclipse solar parcial del 1 de julio tiene a Marte  regente de VIII (muerte), conjunto al ángulo del Medio Cielo en Géminis (signo señalado en la carta del inicio de los ataques). El eclipse lunar total del 15 de junio para Oslo tiene tanto el Sol como la Luna relacionados con la VIII y a Marte conjunto a la estrella maléfica Algol (los chinos la llamaban “cadáveres apilados”); el día de los ataques, Marte y el Nodo Sur de tránsito habían llegado al ángulo del Descendente a 21 de Géminis.

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