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Una bienvenida al otoño

otoño_pinterest_tela-de-araña Una bienvenida al otoño
La belleza (Libra) en la decrepitud (Saturno, exaltado en Libra)

Según convención astronómica, esta madrugada a las 4:29 h. (CEDT) hemos entrado en el otoño en el hemisferio norte. El equinoccio -una de mis palabras favoritas, que significa la igualdad entre el día y la noche-, al igual que el solsticio, sólo dura un instante, pero sirve a la moderna comunidad humana para determinar con exactitud un evento y organizar el calendario. Necesitamos anotaciones exactas, certezas, organizar, clasificar.

En esta parte del mundo el otoño oficial coincide con la entrada del Sol en Libra, signo de la caída del astro porque representa la debilidad de la luz solar, pero también la justicia del equilibrio y la equidad (día=noche). El 0º de Libra es muy importante para la astrología mundial o política, junto a los otros tres puntos de inflexión del año (solsticios y equinoccios), porque la carta astral que genera ayuda a discernir el ambiente general de la temporada.

Con cada año que pasa estoy más convencida de que la verdadera entrada en la estación la hemos efectuado mucho antes, a principios de agosto, coincidiendo con el festival mayor de Lammas o Lughnasadh que celebraban los antiguos europeos, pero esto es mucho más palpable en la naturaleza de latitudes más norteñas que en la zona templada y mediterránea donde vivo. Así, el equinoccio de otoño se llamaría Mabon y marcaría una culminación o un punto intermedio entre los grandes festivales de Lammas y Samhain (principios de noviembre).

Estos días de luz decreciente la naturaleza comienza a dar señales de quietud y los humanos también deberíamos seguir este fluir y comenzar a reducir la actividad, sobre todo física. Si decrece la luz del Sol aumenta el frío y ello nos ralentiza. Pero esta temporada todavía ‘carga’ con la sequedad del verano. Es tiempo, pues, de organizar lo obtenido y eliminar lo que no necesitamos; de planificar lo que gestaremos más adelante. Hagamos espacio a lo que está por venir.

Pero la organización de la vida actual -sobre todo en las ciudades- nos ata corto. Traicionamos los ritmos biológicos naturales con luz eléctrica, llegamos sobre activados a la hora del sueño y tratamos de paliarlo con sedantes, ese gran negocio. Si en esta época nuestro cuerpo comienza a resistirse a la actividad, no es que nos pase nada raro ni malo -de nuevo, el negocio de las vitaminas y reconstituyentes típicos del inicio de “curso”-, es que sencillamente somos Tierra y Cosmos, hij@s del Sol y de la Luna.

Saboreemos el simbolismo del final de la cosecha -de nuestra “cosecha”-, el progresivo declive de la luz solar, el frío creciente, la belleza en la decrepitud de la naturaleza, el anuncio del predominio de la noche sobre el día, el tiempo del reino nocturno que culminará en invierno. Demos la bienvenida a la oscuridad, que vuelve los contornos imprecisos, desdibuja las formas y favorece el vuelo de la imaginación.

¡Feliz equinoccio de otoño!

Luna nueva de otoño en Libra

Toda Luna nueva es un inicio de ciclo mensual y en la madrugada de ayer sábado, a las 2:34 h. (CET), tuvimos una en el signo de Libra. Ello quiere decir que los arquetipos ligados a Libra son los que se activan con más fuerza en este período y hasta la próxima Luna nueva, que será el 3 de noviembre, en Escorpio, en forma de eclipse solar.

Libra tiene analogía con todo tipo de pacto o asociación, sea en el plano personal o laboral. Anatómicamente rige la zona lumbar, los órganos que la ocupan y la piel. La fase solar librana nos trae a la consciencia y nos “pide” que elaboremos su simbología, que llevemos a cabo los “trabajos” del signo. Veamos en esencia y en relación al plano personal, en qué pueden consistir estos trabajos. Seguir leyendo Luna nueva de otoño en Libra

Libra

El primer mes de otoño el Sol recorre el signo zodiacal de Libra. Como todos los signos que inician estaciones, es un signo cardinal y por lo tanto tiene la energía del comienzo y la empresa, aunque moderada por la reflexión. Contra lo que se supone generalmente, Libra también implica cierto dominio. ¿Cómo? ¿El pacífico y diplomático Libra quiere «mandar»? Sí, pero en su particular y refinado estilo. Entre otras cosas, ahora veremos por qué y de qué manera.

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Si la Justicia, aunque amante de la paz, lleva espada, por algo será…

Antes que nada, conviene decir que Libra corresponde al elemento Aire, constituido por las cualidades primitivas de Calor y Humedad. El Calor explica su actitud extrovertida y exteriorizadora y la Humedad, la sociabilidad y su disposición a adaptarse. Esta combinación Calor/Humedad que los antiguos asociaban al temperamento sanguíneo (el más «simpático» de todos) es la que básicamente define los signos de Aire (Géminis, Libra y Acuario) como sociables y comunicativos. Si la comunicación básica que establece Géminis es con su entorno más inmediato (hermanos, primos, vecinos, condiscípulos) y la de Acuario es más distante, con grupos de diversa naturaleza, sean personas conocidas o no (amistades, grupos de afinidad ideológica, concentraciones), la de Libra es fundamentalmente «de tú a tú», es decir, enfocada en relaciones unipersonales (amistad, pareja, asociaciones de negocios, íntimas enemistades…) que tiende a convertir en cercanas. El foco en el otro, la dedicación intensa para estimular sus cualidades y autonomía cobra forma en una profesión de relevancia creciente: el coaching. Libra es el séptimo signo del Zodíaco, opuesto al primero, Aries (esencialmente individualista), por lo que la conciencia solar alcanza aquí un verdadero contacto con el «otro» porque, por primera vez en la rueda zodiacal, lo mira de frente. Libra, que por supuesto que también disfruta relacionándose en grupo, es capaz de hacer sentir a su interlocutor como si fuera la única persona de la estancia -o del mundo-. Esto que acabo de decir es un potente factor de seducción. Me estoy acordando ahora de que es un rasgo muy mencionado por cualquiera que se haya referido -lo pongo como ejemplo- al ex presidente norteamericano Bill Clinton, que tiene precisamente su Ascendente en Libra además de tres planetas clásicos allí, incluyendo a Venus, regente del signo.

La extrema consideración del «otro», la preocupación por sus deseos (según también de la relación que se trate), cierta necesidad de aprobación o incluso el querer definirse a través de una pareja o mediante la comparación con otra persona, suponen factores de debilitamiento de la propia autoridad, de la voluntad y energía personales. Precisamente Libra es el signo de caída del Sol (voluntad, autoridad, brillo, vitalidad), siendo el signo opuesto al de la exaltación del astro, en Aries, que tiende en cambio a querer hacer su voluntad por encima de toda contemplación. Así, se considera tradicionalmente que el Sol está «debilitado» en Libra. Con esto llegamos al típico balanceo de Libra, la oscilación entre el «yo» y el «tú» y la búsqueda del equilibrio entre oponentes, que también se puede llamar «justicia», un ámbito que este signo representa. Alcanzar sus objetivos, que casi siempre implican la participación de terceros, no implica hacerlo por encima o a pesar de la otra persona, como haría un signo con componente de Sequedad, sino junto a ella, con la colaboración y si es posible, con el agrado de su «partenaire», alcanzando un pacto que satisfaga a las dos partes. Si la otra persona se resiste, no importa. Libra es un signo cardinal y aquí aparece su parte impositiva: usará este impulso para seguir haciendo propuestas hasta que consiga la participación deseada. Por ello, Libra es el símbolo de la paz y la diplomacia, los acuerdos, pactos; la justicia, la abogacía y los litigios (si son pacíficos o no, ya depende de otros muchos factores). También representa otra variante de pacto: el matrimonio o la vida en pareja, que es también un «contrato», verbal o firmado. esgrima Libra

En realidad y eso también está reflejado en la vida en pareja, el par Aries-Libra representa el enfrentamiento, la guerra. Aries simboliza la opción armada y Libra la vía negociada. Se enfrentan precisamente porque «se ven». Los 180º de distancia el uno del otro son la máxima exposición frontal y eso siempre tiene un componente de desafío, de amenaza, pero también de vinculación. Por ello, igual que Libra es el séptimo signo, la séptima casa astrológica de la carta astral es la de las relaciones de pareja, las más físicamente íntimas que se mantienen en la vida, que además se establecen -normalmente- con un extraño, con alguien ajeno a la familia de origen con quien no se comparte vínculo de sangre. Y de la misma manera que esa persona es la más cercana, puede llegar a ser también nuestro enemigo más acérrimo cuando se pierden las ganas diarias de negociar. Así es la guerra.

Libra siempre tiende a la negociación, hasta para la más mínima gestión cotidiana, aunque sea de las trilladas. Ante las rutinas, emerge la cualidad cardinal y suele actuar como si estuviera ante una novedad, sometiendo a la otra parte a una elección constante, reflejo de sus propias dudas, que desea resolver mediante la determinación del otro. Porque Libra duda y mucho. La duda de Libra, que parece una desventaja y a veces es incluso desgastante, proviene de lo que puede ser también un talento, un don: es capaz de ver lo bueno de las dos partes, de los dos extremos, las dos opciones que a otros ojos parecen incompatibles o excluyentes, y por eso le resulta tan difícil tomar partido, elegir. Este amplio entendimiento nos remite de nuevo al papel mediador de la diplomacia, que da igual que se emplee en una embajada extranjera o en los mucho más peligrosos ambientes de la reunión de vecinos del bloque o en la cena familiar navideña: Libra puede ejercer de puente o enlace entre las diferentes visiones que se manifiestan, facilitando su entendimiento. Allá donde haya un conflicto, la naturaleza de Libra le empujará a tratar de resolverlo de la manera más equilibrada o justa posible. Por ello es también símbolo de la justicia y de las profesiones que derivan de ella: judicatura, abogacía.

Los planetas relacionados con este signo por dignidad o indignidad, resultan muy clarificadores también y ayudan a su comprensión. Como ya hemos visto el Sol (caída), vamos a centrarnos en los siguientes. El regente de Libra por domicilio es Venus, el planeta de la belleza y la armonía. La belleza/armonía de Venus proviene de la relación armónica de los signos que rige (Tauro y Libra) con los de las luminarias (Leo-Sol y Cáncer-Luna). Es un planeta benéfico, es decir, aquél que está constituido básicamente por cualidades primitivas en proporción moderada y favorecedora de vida (todo planeta ve modificada su composición esencial por su estado cósmico -dignidad esencial y accidental- en una carta astral determinada). En esta moderación radica su armonía, que se expresa en la proporción física pero también en una manera de ser agradable, conciliadora o incluso seductora. Se dice a veces que Venus es el planeta del amor; creo que tiende a mostrar afecto, pero el amor es demasiado importante, complejo y profundo como para estar definido por sólo un planeta; la síntesis de la carta es la que explica qué clase de amor expresa y necesita un individuo. Venus, por su regencia, representa parte del comportamiento de Libra así como sus afinidades esenciales: arte, belleza, estética, proporción, imagen, paz… Marte, el planeta de la guerra y la imposición por la fuerza, tiene su exilio en Libra: el signo siente pues un profundo y particular disgusto por toda muestra -grande o pequeña- de rudeza, grosería y e imposición física. Esto tiene otra consecuencia: Libra suele tener alguna dificultad a la hora de defender su terreno o autoafirmarse cuando hace falta algo más de firmeza, cuando el diálogo y la diplomacia no bastan. Libra es el signo de la elegancia, que debemos entender no solamente respecto al fenómeno social y cultural de la moda, sino la elegancia de comportamiento, la delicadeza que en una carta bien dispuesta no es debilidad sino una baza para ganarse el mundo a base de detalles, buenas impresiones y «fair play». Si la carta no estuviera tan bien dispuesta, tendríamos en cambio a la persona «fashion victim», que tendería a definirse solamente en términos de una apariencia consensuada o bendecida por los grandes popes del mundillo (antes muerta que «demodé»), aprobada por su círculo de conocidos. También podría tratarse de alguien que se valorara en relación a la «calidad» de sus relaciones sociales. O sea, lo que se llama esnobismo.

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Oscar Wilde con su abrigo favorito. Hay que entender lo importante que puede llegar a ser el atuendo y una apariencia armónica para un esteta.

Un ejemplo de la mejor expresión de este aspecto de Libra la tenemos en Oscar Wilde (Sol y Venus en Libra): un gran artista y también un esteta, un dandi, que parece que dijo que si estar en sociedad puede ser un fastidio, no estarlo sería una tragedia… Se ha dicho que sus escritos son un pálido reflejo del ingenio que mostraba verbal y espontáneamente en las reuniones sociales, para las que estaba muy solicitado, que imagino que supondrían el motor para su creatividad.

Y hay otro planeta que tiene un papel muy relevante y también definidor. Libra es el signo de exaltación de Saturno, que siendo una dignidad esencial algo inferior al domicilio, tiene un gran peso. Un Saturno bien dispuesto -siempre depende del resto de la carta- en Libra puede dar lo mejor de su papel estructurador y formalizador, logrador de pactos y acuerdos. Con la seriedad y responsabilidad de Saturno, llegamos a una idea que es fundamental tanto en el planeta como en el signo: el «compromiso». Al fin y al cabo, ¿qué valor puede tener un pacto que no se cumpla? La exigencia saturnina es el factor que añade Sequedad al signo, es decir, que le resta capacidad de adaptación. Libra capta sin esfuerzo la desproporción y la falta de armonía (en cualquier propuesta: verbal, gráfica, etc.) y la influencia de Saturno puede llevarle a la exigencia y al afán de perfección. Saturno en Libra es un juez racional, riguroso, estricto.

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El dios Thot pesa las almas de los muertos

De hecho, hay una simbología muy antigua e importante relacionada con este signo, enlazada con la función de Libra y de Saturno como juez y también como significador de muerte. Si el 0º de Aries supone el paso del Sol a la declinación norte en su camino ascendente hasta el solsticio en Cáncer, el 0º Libra es el punto en el que el Sol entra en su declinación sur en su descenso hasta el solsticio en Capricornio. En el gráfico de la carta se aprecia de manera mucho más sencilla. Libra es el oeste respecto de Aries y el oeste es un grado de ocaso y muerte, simbología astrológica y universal. Así, la balanza suele aparecer en las imágenes que representan el Juicio final, el que se determina si pesan más las acciones buenas o las malas y el paso del difunto al cielo o al infierno.

Para finalizar, Catherine Deneuve (Sol y Mercurio en Libra), la actriz francesa, reúne en su persona los elementos más representativos del signo: su trabajo como artista, su belleza (Venus) y su influencia como musa de la alta costura (Yves Saint Laurent); también la distancia señorial de Saturno (es además el regente de su Ascendente) y la elegancia que confiere la combinación de ambos.

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¿Quién si no podría resultar creíble en esta pose?

Hay otra cosa significativa en relación al signo de Libra en la carta de Deneuve. La Luna natal está en Leo, en grados Avatar; no es una reina (Leo), pero «casi»: una artista muy conocida, que ha alcanzado el estatus de símbolo de su país porque «encarna» o personifica (grados Avatar) la esencia francesa o, más prosaicamente, la «marca Francia» (belleza, lujo, refinamiento, hedonismo, independencia). Por ello su imagen fue el modelo durante los años 80 para la Marianne, el busto que representa la República Francesa. Volviendo a nuestro tema Libra: esa Luna Leo de Deneuve está en la fase menguante de la Luna llena en Aries, que es la sizigia previa al nacimiento (ella es muy independiente), que a su vez proviene de la Luna nueva en Libra, originadora del ciclo solilunar en el que nació Catherine Deneuve. La impronta del signo en la actriz, por lo tanto, es más relevante todavía.

Este post va dedicado a mis queridas Libra.

 

Nota: En este post he hablado del signo zodiacal, dejando de lado el resto de consideraciones que hay que afrontar en el retrato completo y complejo que ofrece la carta astral de cualquier persona.