Hoy 21 de junio (a las 19:16:30 CEDT) llega el Sol a 0º Cáncer, momento conocido por convención astronómica como el inicio del verano.
Desde siempre he escuchado la extrañeza por ver decrecer las horas de luz precisamente a partir del inicio del verano. El criterio escogido para la determinación oficial de las estaciones es el de la temperatura, pero si nos atenemos al criterio lumínico (cantidad de luz), el día del solsticio de verano es el día de culminación de la radiación solar, es decir, cuando alcanza su pico más alto a partir del cual decrece, y por lo tanto debería ser el día de la mitad de la estación y no su inicio.
Bueno, pues esto ya está inventado. Los antiguos celtas celebraban el inicio del verano alrededor -las festividades duraban varios días- del 5 de mayo, festival que llamaban Beltane, así como Imbolc (primavera, alrededor del 4 de febrero), Lammas (otoño, alrededor del 5 de agosto) y Samhain (invierno, alrededor del 4 de noviembre). La primavera celta coincide con el nuevo año chino, celebrado este año el día 4 de febrero. Esta cultura también celebra las estaciones separadas de los solsticios y los equinoccios. En occidente quedan importantes vestigios, como la fiesta de la Candelaria a principios de febrero (por empezar precisamente a crecer la luz) y el famoso Halloween a principios de noviembre, que al final va a resultar más antiguo y europeo de lo que parecía… Por eso no debe extrañarnos que una conocida cadena nórdica de de-todo-para-el-hogar nos gratifique estos días con ofertas para celebrar la fiesta del verano, que ellos llaman elocuentemente Midsommar.
Estas llamadas ‘estaciones tradicionales’ comienzan al paso del Sol por los grados 15 de los signos fijos, que son los 45 días anteriores a los solsticios y equinoccios, justo los 45º que separa los grados 0º de los signos cardinales de los 15º de los fijos.
Dane Rudhyar llamó a los 15º de los signos fijos, grados Avatar, y son conocidos como grados críticos relacionados con el cruce de fuerzas individuales y colectivas. Es un tema apasionante objeto de mi ponencia en el pasado Congreso Ibérico de Astrología de Barcelona.