El ‘misterio’ de Andreas Lubitz

Andreas-Lubitz-3-290x290 El 'misterio' de Andreas LubitzLeo una idea que se repite estos días: “Nunca sabremos qué pasó exactamente por la cabeza de Andreas Lubitz” o “Consideremos estos sucesos como inconcebibles, no intentemos explicar lo que a veces, simplemente, no tiene explicación.” Es sensato y muy sano aceptar lo inevitable así como la idea de que los asesinatos en masa se seguirán produciendo por muchos controles que se desplieguen, pero creo que sí que podemos encontrar algo cercano a una explicación de la trama interior del joven Andreas Lubitz con las herramientas astrológicas.

La conmoción inicial por el que parecía otro accidente se ha transformado pronto en horror ante lo que puede ser un acto previamente planeado. Por los datos que tenemos hasta ahora, el copiloto del vuelo comercial 9525 de Germanwings estrelló el avión contra una montaña en los Alpes franceses tras impedir el acceso a la cabina al comandante de la nave, causando su suicidio y la muerte de otras 149 personas. Andreas Lubitz, de esta manera, se habría revelado como uno de los mayores asesinos en masa de la historia reciente de Europa.

Como animales, basamos nuestra supervivencia en la agresión o huída ante el peligro. Como humanos, disponemos además del intelecto (Mercurio): entender para poder controlar en la medida de lo posible lo que sucede a nuestro alrededor. Pero hay actos que escapan a nuestro entendimiento y generan por ello, más que el normal miedo a lo comprensible, horror a lo que permanece oculto, fuera del alcance de nuestra vista, comprensión y prevención. Por ello, las compañías aéreas y sobre todo Germanwings (filial de bajo coste de Luftansa), se están esforzando en impedir que crezca el temor a viajar en avión y que ello perjudique, lógicamente, las cuentas.

El brutal acto de Lubitz, un chico joven, con un aspecto nada amenazador, de ‘buena familia’, integrado en sociedad, inteligente, formado, deportista, con amigos, novia y una profesión que le consolidaba en la verdadera y tan deseada clase medida europea, desconcierta, conmociona y aterra. No sabemos dónde ubicar a ese joven de 27 años. El potencial destructivo quedaba disfrazado por una ‘normalidad’ que es bastante fácil construir ya que tod@s sabemos qué espera la sociedad de nosotr@s. Ya que en este caso no podemos echar mano del yihadismo, se ha tratado de dar explicación a la terrible decisión de Lubitz a través de la enfermedad mental, porque en estos tiempos todo tiende a explicarse mediante la enfermedad y a medicalizarse, pero es insensato insistir en la supuesta depresión o ansiedad que padecía el joven copiloto. La depresión causa sufrimiento indecible, sobre todo en un@ mism@ y tiende a causar culpabilidad y autoagresión, por lo que difícilmente puede estar vinculada al asesinato, sobre todo a la fría y calculada maniobra de hacerse con el control de un avión para llevar a la muerte a 149 personas, además de a uno mismo.

Tenemos el día de nacimiento, pero no la hora. Andreas Lubitz nació el 18 de diciembre de 1987, en Neuburg/Donau o en Montabaur, donde se halla la casa familiar; el lugar no se sabe con certeza, pero nos da igual porque sin hora tampoco podemos obtener los ángulos y las casas ni tampoco saber si el nacimiento fue diurno o nocturno, lo que ayuda a determinar la fuerza planetaria. Sin estos datos no podemos personalizar verdaderamente la información general que aportan los planetas sobre los signos desde el ángulo principal del Ascendente (persona, identidad) y ver en qué esferas de la vida (casas) se concreta cada símbolo, pero aún sin este dato crucial encontramos puntos interesantes y creo que válidos.

Andreas-Lubitz-natal-sin-hora-extra-points1 El 'misterio' de Andreas LubitzEl Sol natal (metas y aspiraciones, vitalidad, corazón y ojo derecho) se halla en Sagitario, el signo viajero, en concordancia con la profesión del nativo y probablemente, con la vinculación con el extranjero, filosofía o ideología de una persona muy importante para él, su modelo y principal referencia, que podría ser el padre. El Sol en Sagitario se encuentra encuadrado de manera muy estrecha con los maléficos Saturno (responsabilidad, perfeccionismo, cargas, restricciones) y Urano (ruptura brusca y caótica), con los que se encuentra en conjunción y además en el punto medio de ambos, el 26º de Sagitario. Ebertin define el punto medio Saturno/Urano, en general, como de irritabilidad, inhibición y fuerte tensión, con una fuerte determinación y también con una obstinación que en persecución de la ‘libertad’ o huyendo de la restricción puede llevar a un acto de violencia. De hecho, en la correspondencia sociológica se limita a escribir: “Gente violenta”.

Solamente con este punto medio configurado con el Sol, tenemos una explicación que encaja con lo que se sabe hasta ahora. Al trío del Sol, Saturno y Urano se une Mercurio, lo que por un lado otorga una notable inteligencia técnica o matemática (a falta de conocer su Casa III) por el aumento de sequedad, pero también una mentalidad dogmática, inflexible, poco abierta a las novedades y cambios y propensa a la ocultación de información y pensamientos porque Saturno es la oscuridad (cualidad de frío) y el Sol oculta con su cercanía (combustión). Urano siempre añade la faceta tecnológica, el manejo de herramientas electrónicas avanzadas o de ‘gadgets’.

También, siendo Saturno el máximo simbolo de oscuridad, perjudica cualquier luminaria que ‘toca’. En este caso conjunta el Sol, gobernador del ojo derecho, lo que puede explicar los problemas de visión que se han comentado en prensa, que imagino que se habrían manifestado o agravado del todo si Lubitz hubiera estado vivo para cuando Saturno hubiese llegado por tránsito a su Sol, momento también del primer retorno de Saturno (hacia los 29 años de edad), verdadera entrada en la edad adulta.

Precisamente, el Mercurio (joven, adolescente) de la carta en en Sagitario (viajes) parece representar al propio Andreas, el copiloto subordinado al comandante de la nave; el exilio de Mercurio en Sagitario podría representar la ‘indignidad’ del propio Lubitz como piloto del avión, sin fuerza esencial para esa importante tarea.

Vayamos ahora a la otra luminaria, la Luna. Cuando no se dispone de hora natal se calculan las posiciones planetarias para las 12 del mediodía, lo que da una ubicación media; en este caso, encontramos la Luna en 24º59′ de Escorpio. El planeta más afectado por la indeterminación horaria es la Luna, porque es la que viaja más rápido, sobre todo si vemos que a las 12 h. se encuentra cercana al principio o final de un signo porque significa que tiene margen para encontrarse en el signo contiguo. El día que nació Lubitz, la Luna (que al 107% de su velocidad podía recorrer casi 14º en 24 horas) estuvo en Escorpio hasta las 20:33, momento en que entró en el signo siguiente: Sagitario. Vemos que efectivamente, Lubitz podría tener la Luna tanto en Escorpio como en Sagitario, con mayor probabilidad en Escorpio. Analizaremos los puntos siguientes con esta prevención.

A las 12 del mediodía, como ya he comentado, la Luna se ubica en Escorpio, signo regido por Marte, que también se encuentra en el signo, acompañado por el siempre inquietante Plutón. Escorpio es el signo de caída de la Luna. ¿Qué puede significar esto? Probables problemas para todas las necesidades esenciales que representa la Luna: desde una infancia a cargo de adultos negligentes, a emociones y sentimientos conflictivos, ambiente familiar ‘denso’, dificultad en el descanso y alimentación y el consiguiente funcionamiento deficiente del cuerpo.

El 18 de diciembre de 1987, desde las 0 hasta las 20:32 horas, la Luna en Escorpio formó un sextil con Venus, que se halla a su vez en el 26º de Capricornio. Para la astrología moderna, un sextil es siempre positivo, significando cooperación y simpatía, sobre todo si la vinculación se produce entre dos planetas ‘húmedos’ (empatía): Luna y Venus, gobernantes de la sociabilidad y el afecto. Podríamos esperar, por lo tanto, que el sextil con Venus mitigara la mala ubicación por signo de la Luna. Pero este sextil presenta gravísimos problemas: para empezar, tanto la Luna como Venus se hallan cada una en los signos gobernados por los planetas maléficos. La Luna está en la ‘casa’ de Marte y Venus en la de Saturno, opuestos a toda afectividad. Pero todavía puede empeorar y vemos que ambos planetas se vinculan desde signos de respectivo rechazo u ‘odio’: la Luna en Escorpio, siendo Escorpio el exilio de Venus y Venus en Capricornio, siendo este signo el exilio de la Luna, es decir, que se encuentran en una recepción mutua nefasta. El sextil ‘obliga’ a la Luna y a Venus a relacionarse, pero desde el mutuo aborrecimiento. Tenemos un caso similar en el trígono natal con mala recepción mutua entre la Luna en Virgo y Venus en Capricornio de Anders Breivik, perpetrador de la matanza de Noruega de 2011. Volviendo a Lubitz, si nació antes de las 20:33, tuvo que haber experimentado desde niño, en su propio entorno familiar, falta de afecto en forma de rechazo o quizá el mutuo aborrecimiento entre dos adult@s o facciones de su familia, pero manteniendo las apariencias al tratarse de un sextil (ausencia de conflicto aparente) entre signos fríos (poco exteriorizadores). No pretendo con esto justificar su acción criminal, habiendo adultos compasivos que han sufrido situaciones de violencia y abuso, pero sí quiero decir que nada surge porque sí y que cada persona es producto de su contexto.

En medio de este panorama, volvemos la vista al único planeta que nos queda con ‘humedad’ (empatía) esencial, que es Júpiter, el gran benéfico, pero vemos que está situado en Aries, signo ‘seco’ y que también queda gobernado por Marte. Si la Luna estuviera en Sagitario, en vez de en Escorpio, estaría regida por Júpiter, gobernado por Marte y vuelta a empezar. No queda resquicio en esta carta (con los datos disponibles) para la capacidad empática.

Por otra parte, si el elemento Fuego otorga confianza y fe en un@ mism@, tal concentración de planetas (Sol, Mercurio, Saturno y Júpiter, regente de Sagitario) da un énfasis en ese elemento que, junto a la ausencia de planetas en Aire (ligereza, igualitarismo), ha podido tener una grave consecuencia: la megalomanía o el ‘narcisismo maligno‘ que pudo llevarle, desde la impotencia por no poder tener la vida que había soñado (los límites Saturninos) a realizar un último, enorme y brutal acto de control (Marte y Plutón en Escorpio) sobre su vida, ejerciendo al mismo tiempo el poder sobre la vida y muerte (Escorpio) de los 149 pasajeros y resto de la tripulación.

Es que, al mismo tiempo que los planetas representantes del afecto y empatía se revelan tan deficientes, endureciendo el carácter y perjudicando las relaciones del nativo y la actitud hacia sus semejantes, también podemos esperar una falta de tolerancia hacia las propias debilidades que, con estas posiciones planetarias y el énfasis en Fuego, resultan extremadamente frustrantes e inadmisibles.

Con todos estos elementos y siempre con la prevención de recordar que no tenemos hora natal, el extremismo de estas posiciones natales, que une las aspiraciones del Fuego a la intolerancia al fracaso y lo que se puede entender como debilidad y dependencia propia y ajena, junto con un fuerte autoritarismo marcado por Saturno y la

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Lubitz adolescente

agresividad del dominio de Marte, creo que Lubitz hubiese encontrado una vía de escape a sus frustraciones en la Alemania de principios de los años 30, como tantos otros oscuros personajes que consideraron que el mundo no había hecho justicia a sus cualidades y escaparon del fracaso personal y profesional medrando en una organización que se dedicó principalmente a propagar su ‘ideal’, un ideal excluyente al mismo tiempo de todo lo demás. Así, proyectaron sus ‘demonios’ no asumidos en todos los sectores ‘debilitados’ de la sociedad: los largamente estigmatizados judíos, homosexuales, enferm@s mentales, gitan@s, comunistas, considerándolos a todos culpables y, sobre todo, prescindibles.

Veamos ahora el momento del ciclo lunar. Teniendo tanto la Luna en Escorpio como en Sagitario, la Luna está recorriendo el último cuarto de su ciclo. Se trata de una luna bastante menguada, oscurecida, cercana al final del ciclo, el cuarto asociado al elemento Agua. Aquí tenemos ‘agua’, sí, pero ante la falta de empatía de la carta, hemos de deducir otros significados para esta ‘humedad’, no benéficos precisamente: el hecho de no morir solo (sequedad) sino ‘acompañado’, como los antiguos faraones. El elemento Agua del último cuarto de todo ciclo también simboliza la desintegración de la forma hasta la desaparición total de la encarnación o materialización. Aquí se ha manifestado literalmente en la desintegración del cuerpo, lo que se extiende a los otros cuerpos y la aeronave, muy fragmentados y diseminados en una zona montañosa relativamente extensa. Además, esta masacre se ha producido tras el eclipse solar total en Piscis, signo de Agua que simboliza también el final del ciclo solar y la ausencia de ‘forma’. También es destacable que, en el momento de los hechos, la Luna se hallaba en Tauro conjunta a la maléfica estrella fija Algol, que he visto vinculada a muertes colectivas, lo que ya debía ser notorio en la antigua China, pues fue llamada Tseih She, que significa “cadáveres apilados”.

Marte (acción, fuerza, agresividad) es último dispositor de la carta, el planeta que recibe en última instancia toda la cadena de regencias. En el momento de la masacre, el Marte natal había progresado a 4º 2′ de Sagitario, grado donde se encuentra el maléfico punto medio de Marte y Saturno de la carta y al mismo tiempo, recibía la conjunción de Saturno en tránsito por ese mismo grado. El eclipse solar total del día 20 de marzo había hecho conjunción casi partil con su Nodo Norte natal a finales de Piscis. En mi experiencia, los nodos de la Luna siempre se vinculan con acontecimientos que implican público o reunión de gente que no se conoce entre sí. Los nodos lunares natales de Lubitz recibían la tensa cuadratura de la estrecha conjunción de planetas en Sagitario que me mencionado antes: Mercurio, Saturno, Sol y Urano.

Marte se halla en su domicilio de Escorpio, signo vinculado a la muerte y tendente al dominio encubierto, es decir, al control, por tratarse de un signo frío. La conjunción con Plutón, siempre vinculado con el poder sin rostro, negro como ala de cuervo, silencioso e insidioso, le añade una carga atómica, radioactiva, contaminante en su poder de extender el miedo y la desconfianza. Además, Marte se halla en grado Avatar de Escorpio (en la mitad del signo). Los grados Avatar, de los que he hablado en otros posts, son unos grados especiales, vinculados a eventos que cobran una significación especial para el colectivo; en las cartas natales, l@s nativ@s devienen símbolos, con los atributos y connotaciones esta vez de un Marte en Escorpio, manifestación matizada por el análisis que hemos hecho de los planetas personales. Porque los efectos de esta acción permanecerán en el tiempo, tanto en el miedo del público al ‘otro’ como en el dolor de decenas de familias destrozadas por este asesinato masivo. A través de este grado Avatar, Lubitz se convierte en un símbolo de maldad, violencia y muerte.

Como he dicho al principio de este post, nos faltan datos fundamentales (hora y lugar de nacimiento) para verificar en qué escenarios de la vida se materializa la información de los planetas en los signos, para determinar cuál era la encarnación personal de Lubitz, su verdero perfil. Mucha gente nació el mismo día, pero por el momento no hemos tenido noticias de ell@s.

Y digo esto porque yendo al lado más pragmático posible, si de lo que se trata es volar con tranquilidad, desde el punto de vista astrológico no necesitamos a bellísimas personas pilotando los aviones, ni siquiera a tripulantes extremadamente hábiles sino seres humanos que tengan ‘despejadas’ y sin conflicto las casas de viaje: la III y la IX, porque la fatalidad puede acechar al/la piloto más competente.

Volviendo al tema de la personalidad, por la psicosis desatada en los medios por este caso, como pasajer@, como viajer@, lo que hagan los tripulantes en su vida privada no nos afecta y a las compañías aéreas, tampoco. Es más que posible, sí, que en la maraña de miles de vuelos que envuelven el planeta ahora mismo sin el más mínimo percance, se hallen varios centenares de psicópatas a los mandos de aviones; si no psicópatas, podrían ser depresivos, diagnosticados o no (que ya he dicho que esta enfermedad no tiene que ver con la maldad). Sin llegar a tales extremos y dentro de la ‘normalidad’, hay que tener en cuenta que hace falta que la tripulación tenga un carácter algo frío para poder mantener la calma y la concentración en los momentos críticos; esto es crucial. ¿Dónde trazamos la línea entre la frialdad y la falta de empatía extrema de un psicópata? La clave está en ‘dónde’, en qué ámbito de la vida manifestarán su ‘peculiaridad’, si es que llega a manifestarse y en qué grado. Pero para obtener esa información, necesitamos los datos natales completos y poder trazar el Ascendente y con ello, la organización de todo el mapa natal. También está la cuestión de si la carta natal (o destino) del piloto al mando predomina y condiciona la de los pasajeros. Yo creo que los pasajeros han de tener predeterminado el peligro en sus propias cartas natales para verse envueltos en una catástrofe de este tipo, que además implica muerte colectiva. De todos modos y volviendo al carril pragmático, también creo que unos pilotos con unas cartas astrales con casas III y IX favorables podrían conjurar cualquier peligro en ruta para el conjunto del pasaje. ¿Merecería la pena que las compañías aéreas contrataran equipos de astrólog@s para hacer este seguimiento? Sin duda, no hay nada que perder. La astrología lleva empleándose en la empresa desde hace mucho tiempo.

Espero disponer de tiempo para comentar en un próximo post la importancia de las casas de viaje en el marco del tema analizado, teniendo esta vez, como muestra, una carta natal benéfica, para variar…

 

Referencias: “The Combination of Stellar Influences”, de Reinhold Ebertin. Edición de AFA.

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