El pueblo nepalí está atravesando tiempos terribles. A raíz de los dos grandes terremotos que se han sucedido el 25 de abril y el 12 mayo de este año, además de los 7.000 fallecidos, un cuarto de la población necesita asistencia humanitaria.
Encuentro la carta astral de Nepal en The Book of World Horoscopes de Nicholas Campion y leo que se trata de una elección astrológica para la coronación del difunto rey Birendra, elección que parece que solía hacerse para cada monarca. La fecha y hora elegidas fueron el 24 de febrero de 1975 a las 8:37 hora local, en Katmandú. Tenemos, pues, una hora exacta, cosa muy poco frecuente en el trabajo astrológico, que tanto se complica por la habitual vaguedad de los datos.
Sorprende una elección astrológica en la que se ubican los maléficos en en el eje angular Bajo Cielo (territorio, patria) – Medio Cielo (poder, gobierno), mientras que los benéficos (Júpiter y Venus) están cadentes en la XII. Campion advierte en su libro de que el razonamiento de los astrólogos nepalíes puede ser distinto del de los astrólogos occidentales. Marte y Saturno son fuertes por angularidad, pero mientras Saturno se encuentra retrógrado y en uno de sus exilios (Cáncer), Marte, regente del Ascendente, exaltado en Capricornio, se eleva hasta la X, casa del Gobierno. El sextil partil con Júpiter domiciliado parece apoyar favorablemente la función de un rey, un jefe, un líder, al tiempo que imagino que los astrólogos buscaron amortiguar cualquier conato de oposición al debilitar la IV.
Pero esta carta guarda una trama terrible. El poderoso Marte que hemos descrito es también el regente de la VIII, la Casa astrológica de la muerte. Marte, como Saturno, es un maléfico y empeora su acción en carta diurna porque acentúa su sequedad. Saturno exiliado y retrógrado es además el planeta regente de Capricornio, signo ocupado por Marte; peligra, por lo tanto, la estructura jerárquica del Estado.
No hay ningún freno ni sujeción para este Marte angular y exaltado, que además se ‘crece’ con el sextil a Júpiter, que en este caso es un benéfico ‘maleficiado’. Júpiter, tradicionalmente asociado a príncipes y grandes sacerdotes, se encuentra en la Casa XII, la de los secretos y enemigos ocultos; más secreto todavía por encontrarse en Piscis y aún más por estar muy disminuido en luz al encontrarse occidental al Sol, casi en su descenso heliacal, es decir, a pocos días de comenzar a extinguirse en el fulgor del Sol.
Vemos que los astrólogos buscaron para el Sol la cercanía de Fomalhaut, una de las cuatro estrellas reales de Persia. Pero el Sol, el corazón de la carta, el símbolo del monarca, del mandatario que gobierna por irradiación, por majestad, se encuentra peregrino en Piscis, dependiendo en todo de Júpiter. Si buscamos una salida para el Sol, como sería una alternativa en la regencia de Venus por exaltación, aunque hay entre ellos una simpatía por exaltación (Venus en la exaltación del Sol y el Sol en la de Venus), encontramos que este planeta se halla más débil todavía, en la XII y en Aries, literalmente en manos de Marte.
Júpiter rige tanto la XII como la IX, la casa de la trascendencia y la posteridad. ¿Qué se dirá de Birendra en los años venideros? ¿Cuál será su legado y el de su dinastía? Veamos en qué quedó este Júpiter al borde de la desaparición.
Cuando pensamos en el año 2001 sólo hay espacio para las imágenes de las torres gemelas convirtiéndose en escombros en directo en todas las televisiones. El mundo cambió después de aquello. Tamaño icono ha barrido otros acontecimientos del mismo año como el que vamos a ver a continuación. El retorno solar del 23 de febrero de 2001 para la carta de la coronación de Birendra originó esta carta:
A pocas horas de la Luna nueva en Piscis, el Ascendente se sitúa en el signo real de Leo y el Sol (su regente) en el VIII signo, muy cercano a la cúspide de la casa de la muerte. Marte del retorno solar cuadra la conjunción Sol-Luna desde 4º 25 de Sagitario, en conjunción con el Nodo Norte lunar en la VIII de la carta radical. En realidad, las luminarias quedan en el ápex que cuadra la oposición entre Marte y Júpiter. Resulta notable que el Marte radical en 24º 40′ de Capricornio tiene su antiscio justo sobre el Nodo Norte en la VIII de la carta radical, en 5º 19′ de Sagitario (la carta de 1975 tiene otros antiscios muy interesantes, como el de Saturno en la III). A su vez, los nodos lunares del retorno tocan muy estrechamente el eje Medio Cielo-Bajo Cielo de la carta de la coronación, correspondiendo el nodo maléfico al Medio Cielo en Capricornio. Es tiempo, pues, de convulsión, de ‘turbulencias’ y de oscuridad, porque los nodos de la Luna son los lugares en los que se producen los eclipses y por lo tanto, donde pierden su luz las luminarias.
Según la versión oficial, la noche del 1 de junio de 2001, en el contexto de una cena familiar en palacio, el príncipe heredero Dipendra mató a sus padres, los reyes, a sus dos hermanos y a otros parientes con un subfusil (semejante a una metralleta) y acto seguido trató de suicidarse, quedando agonizante. Todo sucedió en unos pocos minutos. El Ascendente del retorno solar en Leo va a la V casa de la radical, lo que señala a la descendencia, tratándose del perpetrador o de las víctimas, porque fallecieron los tres hijos y herederos de los reyes, quedando la familia real nuclear extinguida.
Providencialmente quedaron heridos, pero vivos, la esposa y el hijo del príncipe Gyanendra, hermano del rey Birendra y que sería proclamado rey tres días después de la masacre, tras la muerte de Dipendra en el hospital. Bastante extendida entre el pueblo nepalí está la creencia de la matanza fue planeada por Gyanendra y ejecutada por su hijo, el príncipe Paras, que parece ser que ya era conocido por su conducta ‘conflictiva’ y al que se había vinculado con la muerte de un artista nepalí el año anterior. Es más, el nuevo rey Gyanendra ordenó demoler el edificio -dentro del complejo palaciego- donde se había producido la matanza, lo que impidió nuevas y más detalladas investigaciones o cualquier revisión del caso.
El día de la masacre Saturno transitaba el Nodo Sur en Géminis de la carta radical, cuadrando el Sol en Piscis. El Ascendente de profección de ese año señala Géminis, el signo que ocupa el Nodo Sur en la II (oscuridad y turbulencias en asuntos monetarios) y la Casa III de los hermanos. Mercurio, señor del año, se ubicaba en la VII del retorno solar, la casa de los asociados, pleitos, enemigos y, por derivadas, la de los sobrinos… Además, en la carta del retorno solar, Saturno (almuten de la III -hermanos- en Libra) ascendía hasta la X del gobierno, en conjunción con la maléfica estrella fija Algol (“cadáveres apilados” según su antiguo nombre chino), estrella que encuentro frecuentemente en sucesos que implican muerte colectiva. Sobre Algol estaba también el Ascendente progresado de la carta radical, la de la coronación de Birendra en 1975.
Por otra parte, las fardarias de la carta de la coronación en 1975 también tienen algo que decir: la carta se hallaba entre el 1993 y 2004 en el período de Mercurio, cronocrátor coincidente con el de la profección, lo que deja ‘señalado’ ese año; el regente del subperíodo en 2001 es precisamente Marte, regente de la VIII en la radical y quien ‘ataca’ el Sol en el retorno solar. Dejando de lado muchos otros detalles astrológicos que prefiero pasar por alto para no alargar el post, esta información es bastante descriptiva de la situación; cabe preguntarse si efectivamente señala la conspiración familiar.
Tras unos años de reinado del impopular Gyanendra, la monarquía hindú nepalí fue abolida e instaurada la república, laica y democrática, a partir del 28 de mayo de 2008. ¿Fueron los astrólogos nepalíes quienes condenaron a la familia real a su extinción con una elección astrológica nefasta o escogieron la carta del 24 de febrero de 1975 porque el destino de la dinastía estaba ya determinado? No lo sé, pero por si acaso, evitemos elecciones con maléficos angulares y benéficos débiles sin fuerza para contrarrestar…
No dispongo de hora para la nueva carta para Nepal, la que correspondería al establecimiento de la república (tampoco hay mención en el libro de Campion), aunque parecería que la antigua carta monárquica sigue funcionando y activa en la catástrofe originada por los terremotos en 2015. Vamos a echar un vistazo.
Esta vez, el retorno solar para 2015 señala el Ascendente en 17º 29′ de Sagitario, grado que ‘cae’ dentro de la VIII de la carta de 1975 y Saturno (del RS -retorno solar- y de tránsito durante el terremoto) se encuentra conjunto al Nodo Norte en la VIII de la radical, desde donde efectúa una cuadratura al Sol en Piscis de la carta monárquica. Es decir, que Saturno está en contacto con los nodos de la Luna tanto en la matanza real de 2001 como ahora, en la mortandad por los terremotos. El Ascendente profectado va a Leo, en la VIII de la RS; tenemos el Sol como cronocrátor principal con la participación de la Luna y posiblemente también de Júpiter. De nuevo las fardarias nos revelan algo interesante: ahora marcan precisamente el inicio del período del maléfico Saturno en febrero de 2015, que en la carta radical de 1975 encontrábamos en muy mal estado, retrógrado y exiliado en Cáncer, unido nada más y nada menos que a la IV del territorio; un claro símbolo de peligro para las ‘estructuras’.
Si es que la carta de la monarquía hindú sigue verdaderamente activa, serían de prever nuevas situaciones angustiosas para Nepal en las semanas que quedan del mes de mayo (¿nuevos temblores? ¿epidemias?), lo que indico sobre todo por la cercanía del Sol profectado al indigno Saturno radical y la activación del Nodo Sur de 1975 en Géminis con el tránsito de varios planetas, Marte entre ellos. Además, el 18 de mayo tenemos una Luna nueva conjunta a la estrella fija Algol, que siempre resulta temible y que realmente puede tener efectos en cualquier lugar el mundo. De todos modos, el ‘relevo’ del Sol de profección en Cáncer, el signo ocupado por Saturno, ya sería bastante indicativo de un año muy duro para el país, que se enfrenta a la devastación de su territorio y de su patrimonio histórico (Cáncer) así como al duelo por los millares de fallecidos, enorme drama para el que no hay reparación posible, aunque no quede más remedio que seguir adelante.
Referencias: para los detalles de los sucesos me he documentado en Santa Wikipedia, versión inglesa.