Con el final del invierno no se acaban nuestros descontentos, lamentablemente, pero la manifiesta fuerza creciente del Sol (en el hemisferio norte del planeta) no cabe duda de que ayuda a renovar los ánimos algo anquilosados. La primavera ha tardado algo en llegar a España y después de un frío y húmedo inicio, ha sido sólo a partir de la Luna nueva del pasado 10 de abril en el inicio del tercer decanato de Aries, en la tercera semana de la estación oficial, que hemos comenzado a notar un clima más cálido y propio de esta época.
La entrada del Sol en Aries marca el equinoccio de primavera, que simbólicamente es manifestación de la existencia, renacimiento del Sol. El frío remite para dar paso al calor y luz crecientes. A pesar de mi alergia me encanta ver cómo se carga el aire de diminutas presencias vegetales flotantes. No es casualidad que el primer signo del Zodíaco sea de Fuego: Aries es el signo de la exaltación del Sol, como un heraldo anuncia la llegada de su señor, venida que se producirá más tarde, durante el verano, estación cálida y seca. Igual que el de las plantas que emergen de la superficie de la tierra, el Fuego tiene un movimiento ascendente, que es también el del idealismo y las invocaciones a los dioses.
Aunque no es primavera en toda la Tierra, con Aries comienza de todos modos la división de la eclíptica: es el primer signo del Zodíaco. El grado 0 de Aries es el inicio de un nuevo ciclo solar anual cuyos puntos de inflexión (solsticios y equinoccios) marcan cuatro fases con un simbolismo paralelo al de las fases lunares. Así, simbólicamente el signo de Aries es incipiente como la Luna nueva o pionero como la naturaleza emergente de la primavera o del ciclo solar que se renueva. Aries simboliza ese llegar por primera vez a un paraje deshabitado. ¿Que no hay nadie a la vista? Para Aries, eso no es un problema. Una de las principales motivaciones del signo es precisamente emprender una tarea nueva o dejar las primeras marcas en un camino todavía no trillado.
Aries es un signo relacionado con la jefatura, el liderazgo. Frecuentemente sabe lo que quiere y se se dirige a conseguirlo; otr@s, faltos de idea o de decisión, pueden seguirle. Pero Aries, aunque quiere hacer por encima de todo su voluntad, no busca en el fondo que otros le secunden o acompañen. El habitual despliegue de dominio por parte del signo se encamina a mantener su proyecto personal, pero no tiene como finalidad real el sometimiento de los demás. Quizá algo tenga que ver que aunque es un signo caliente y seco por pertenecer al elemento Fuego, participa también de la humedad -simbólica- del inicio de ciclo, factor que lo suaviza y le añade simpatía y sociabilidad. Esta faceta hace la persona arrojada y al mismo tiempo altruista, dispuesta a ayudar antes de que nadie más haya reaccionado, que es la mejor versión de Aries.
Es un signo iniciador, emprendedor pero muy impaciente, sobre todo con quienes no siguen su ritmo. Se ‘enciende’ fácilmente pero de la misma manera ese entusiasmo puede apagarse muy rápido. Éste sería un grave inconveniente para Aries: la falta de perseverancia, que debe buscar en sí mism@ o en otros, para aportar la fijeza necesaria para acabar los proyectos. Con el tiempo, y si se esfuerza, aprende a pensar antes de actuar, todo un reto para l@s arian@s.
El signo está regido por el planeta Marte, compuesto precisamente de sus mismas cualidades primitivas: calor y sequedad, lo que explica en gran medida su vena impulsiva, guerrera, intrépida, arriesgada; su amor por la competición y el deseo de ganar a toda costa, pero sobre todo, a sí mism@. Por esto mismo Aries suele necesitar ejercitar el cuerpo, los músculos, hacer despliegue de fuerza, de decisión, actuar. El cuerpo y la musculatura (regida por Marte) es su canal de expresión, aún en los individuos más intelectuales. La ubicación de Marte por signo se revela, pues, fundamental, para acabar de definir cómo se manifiesta el signo.
El elemento Fuego tiene una gran necesidad de expresión externa, visible. En Aries quizá tenemos la expresión más corporal de los signos de este elemento y otros puntos de la carta determinarán si esa demostración física es deportiva o más bien artística; sea como sea, el Fuego (calor y sequedad) tiende a ser creativo y espontáneo, características que aparecen en este signo. Debido a la cualidad de sequedad, Aires siempre querrá particularizar su expresión y su físico, ser diferente, distinguirse, ser únic@ y aquí también puede desplegar su creatividad.
La individualidad es fundamental para Aries. Si como individuo, Aries busca siempre tener unos contornos personales muy definidos, en otros ámbitos el efecto ariano puede ser radicalmente diferente. En un sentido no ya personal sino grupal, mundano, global, por su sequedad y gobierno de Marte, Aries está asociado a ideologías unidimensionales, uniformadoras, es decir, con poco espacio
para la divergencia y la aparente debilidad; ello sucede cuando trasladamos la unicidad del individuo al grupo, cuyos miembros actúan precisamente como uno solo, como un solo cuerpo, una sola apariencia, una sola mente, en un solo objetivo que suele incluir el despliegue de fuerza (en contraposición a la razón). Funcional y estéticamente, tenemos aquí el ejército, las fuerzas y cuerpos de seguridad de los Estados y por ello, en las democracias, se hace una distinción entre el ámbito militar y el civil. Pero hablando estrictamente de ideología o del ámbito civil, podemos encajar en esta definición movimientos militaristas y de ‘aspecto’ masculino y marcial (todo el simbolismo marciano) como el fascismo (en todas sus vertientes históricas) o grupos afines extremistas que reproducen también una estética agresiva. Estas ideologías suelen simplificar los mensajes, porque no se trata de ‘pensar’, razonar o reflexionar, sino de ‘actuar’.
Damos un gran salto cualitativo y volvemos al terreno de lo personal. A Aries le gusta simplificar los asuntos, descomplejizarlos, porque le impacientan los detalles y los protocolos de actuación. Abraza una idea y la expresa, la sigue; no tiene tiempo de dudar… al principio. Más adelante deberá afrontar las complejidades derivadas de sus decisiones… Esta forma de actuar los hace parecer -en ocasiones- más ‘simples’ de lo que son. Por algo Aries rige la zona más valiosa del cuerpo, la más diferenciadora de la unicidad de la persona: la cabeza (encabezar = liderar, iniciar), sede de su órgano más complejo, el cerebro. La cabeza simboliza también tanto la jefatura como el inicio: en cualquier parto natural y sin complicaciones, es la cabeza del bebé lo primero que emerge del cuerpo de la madre, lo que antes se ‘separa’ de ella para distinguirse y alcanzar una identidad propia.
La cabeza también alberga los ojos, encargados de captar la luz y transformarla en impulsos nerviosos que el cerebro traducirá como información. La cadena ojos-luz-cabeza está muy relacionada con jaquecas y migrañas que suelen aparecer cuando Aries está fuertemente destacado en la carta. Pudiera ser que estas molestias que sufren algunos Aries pudieran tener que ver con arranques de agresividad no expresados, contenidos, sofocados. Una vez más, la liberación de la tensión a través del ejercicio corporal se revela como la mejor salida a los problemas. Todo esto no quiere decir que la cabeza sea el punto flaco de Aries, sino todo lo contrario: planetas muy relevantes aquí como el Sol o la Luna, o una acumulación planetaria, sobre todo si se trata de los planetas personales, muestran un énfasis de energía y ‘trabajo’ con este órgano (y lo mismo pasa con otros signos que rigen otras partes del cuerpo), con lo que es razonable que surjan molestias de vez en cuando por ‘desgaste’.
La agresividad es un factor a resolver en tod@ Aries. El signo me hace pensar automáticamente en el ariete, aquella arma de asedio que servía para derribar defensas, cuya parte delantera u ofensora tenía forma de cabeza de carnero, animal que simboliza el signo. Se suele ver a estos animales enfrentándose con sus semejantes precisamente mediante choques de cabeza y cuernos. Así, la persona con un fuerte influjo personal de Aries, tenderá a oponerse a los obstáculos que encuentre lanzándose ‘de cabeza’ y, en ocasiones, sobre todo cuando surja el cansancio, con agresividad. Éste es uno de los aspectos negativos que acarrea el regente del signo: un afán de autoafirmación que, siempre dependiendo del resto de la carta, puede alcanzar incluso la violencia. La parte buena, que siempre la hay, que puedo constatar en l@s Aries que conozco (y estimo): que no son partidari@s de las medias tintas, de la simulación, de la manipulación ni de la hipocresía. A Aries se le ve venir de frente.
NOTA: Ésta es la descripción de un solo signo zodiacal y no contiene la complejidad de una carta astral completa ni del ser humano que represente.