Hace 247 años que Adam Smith comenzó la redacción de un libro, trabajo que le llevó unos 10 años y que salió a la luz en 1776 bajo el título de La riqueza de las naciones. Esta obra es la biblia de la economía capitalista y de su ideología sustentadora, el liberalismo, en la que se defiende precisamente la libertad de mercado por ser éste capaz de autorregularse gracias a una sabia mano invisible.
Esos 247 años es el tiempo que ha tardado Plutón en dar una vuelta completa a la eclíptica, es decir, que entre 2008 y estos meses se ha producido el retorno de Plutón a la posición que ocupaba en 1764 en los primeros grados de Capricornio (el planeta ha efectuado varias entradas y salidas del signo por la alternancia entre el movimiento directo y retrógrado).
Precisamente la entrada de Plutón (transformación, muerte, renovación) en Capricornio (empresa, economía, jerarquías) coincidió en el primer trimestre de 2008 con fundados temores de inicio de recesión y un amplio cuestionamiento del capitalismo (y de su ideología, el liberalismo) que planteaban una revisión del sistema o su transformación, así como la necesidad de controlarlo “férreamente” y supervisar y regular la banca en vista de las enormes inyecciones de dinero público que desde hacía meses estaban recibiendo importantes entidades financieras privadas a raíz de la crisis económica sobrevenida y los estragos que estaban ocasionando los especuladores con el precio de los alimentos (signo de Cáncer, opuesto a Capricornio) al buscar inversiones seguras. La impactante quiebra de Lehman Brothers (de la que mañana 15 de septiembre se cumplen tres años) y de otros importantes bancos de inversión americanos en la segunda mitad del año acentuó esta tendencia. Este período de desmoronamiento (oposición Saturno-Urano), por un lado y de crítica o autocrítica por otro, coincidió con el planeta regente de Capricornio, Saturno, en los primeros grados de Virgo (crítica, análisis, discriminación, purificación), lanzando un trígono a Plutón.
Pero, hete aquí que Saturno entra en Libra, el signo de su exaltación (donde es muy poderoso), entre finales de 2009 y principios de 2010, su retorno al signo desde principios de los años 80 (inicio del neoliberalismo con Thatcher y Reagan). Esto anuncia un giro en el planteamiento: cesan las voces pro regulación. De hecho, se observa cómo en entidades intervenidas sus altos ejecutivos (consejeros, lo llaman ahora) siguen repartiéndose dividendos y bonificaciones de sus empresas en precario que en gran parte proceden del dinero público “inyectado”. Aunque esto llega a la opinión pública, los gobiernos no parecen dispuestos a cumplir sus promesas de pedir cuentas a los codiciosos, que además son responsables de las quiebras. Es más, llega un momento en que las tesis neoliberales de disminución de gasto social en tiempos de crisis se imponen y, por ejemplo, en mayo de 2010, el gobierno español anuncia los primeros recortes en pensiones y bajada de sueldos a los funcionarios.
Y es que, relacionando la actualidad con lo que decíamos al principio del post, Plutón está completando un ciclo en Capricornio, que podemos asociar con el capitalismo (porque es el sistema económico vigente), y que efectivamente podría acabar por transformarlo. 1776, año de publicación de La riqueza de las naciones, que sienta las bases del liberalismo económico (se halla Saturno, dueño de Capricornio, como ahora, en Libra, signo de su exaltación), y con Plutón ya cerca del final de Capricornio, coincide con un evento trascendental: la Declaración de Independencia de los EE.UU., cuyo germen estuvo en la protesta de los colonos contra los impuestos de la Corona que consideraban excesivos e injustos, sobre todo porque no tenían ninguna posibilidad de gestionar el dinero recaudado; asimismo, los colonos no se sentían representados por las autoridades monárquicas británicas (!). El ultraconservador Tea Party norteamericano toma su nombre de la revuelta de los colonos contra los impuestos sobre el té. La Guerra de Independencia termina unos años más tarde, con Plutón ya en Acuario (revolución, nuevo orden social), consolidándose la nueva república. Cuando Plutón alcanzó los 18º del signo se desencadenó la revolución francesa, tan íntimamente ligada al fenómeno estadounidense republicano que ese Plutón está conjunto a la Luna en Acuario de la declaración de independencia americana.
Resumiendo, si Capricornio es el signo de la producción y gestión de los recursos materiales de forma estructurada y jerárquica, es decir, del sistema económico vigente en una época cualquiera, hace 247 años se sentaron las bases de una profunda reforma económica que dio lugar al auge de la burguesía y las clases medias (las verdaderas, las de entonces).
El trabajo de Plutón o, quizá su mensaje, es transformarse o morir, así que es de esperar que el nuevo paso de Plutón (transformación, muerte, renovación) por este signo traiga otra reforma del sistema económico mundial y de la producción y gestión de los recursos (la cuestión, por ejemplo, del finito petróleo), que puede llevar a nuevas formas de organización social cuando el planeta entre en Acuario. Pero esto parece que también lo saben los plutócratas actuales, por lo que se están anticipando. Con sus presiones sobre las naciones, los mercados han conseguido que las políticas en EE.UU. y Europa, principales focos de la crisis actual, sigan favoreciendo el negocio financiero a expensas no ya sólo de la población, sino del capitalismo productivo, sobre todo el de las pequeñas empresas que se ahogan por la restricción del consumo (bajos salarios, paro) y por ser los últimos en la cola de acreedores. Y cuando digo que “lo saben”, me refiero a que parecería que estos enormes poderes económicos son conscientes del ciclo astrológico que estamos viviendo y convenientemente asesorados en esa transformación están sentando las bases que más les convienen para las décadas venideras, visto lo que sucedió la última vez.
Es decir, que el actual sistema económico, que puede estar llevándose a sí mismo y al mundo al colapso, ante las peticiones de regulación y cesión de poder por parte de la sociedad (la que tiene acceso a la información) reacciona dando zarpazos como haría una fiera herida, atacando y poniendo límites a gobiernos y población mientras que, al mismo tiempo, se sirve de los recursos públicos para sobrevivir. Hemos escuchado estos últimos largos y duros meses expresiones como “castigo de los mercados”, “ataques especulativos a las deudas de los países”, que los ajustes (recortes) no “calman” los mercados; tampoco lo hará la reforma constitucional en España. Estas entidades actúan como aquella bestia mitológica marina de enormes fauces, insaciable, casi indefinida en su oscura enormidad y por ello símbolo del caos primigenio, muy semejante al subterráneo Plutón en su inmenso poder y en su invisibilidad, que llamaron Leviatán. No cabe duda de que la bestia está hambrienta y, herida, sabe defenderse o… morir matando. ¿En qué estaría pensando Hobbes cuando eligió el título de su famoso libro?
(Muchas referencias contenidas en el post podéis encontrarlas, como yo, en Santa Wikipedia).
2 comentarios sobre “Leviatán herido”