Cuando leí la noticia de que el pasado lunes el director de cine James Cameron había sido el primer ser humano en realizar en solitario la inmersión hasta el fondo del mayor abismo submarino del planeta, me vino una pregunta a la cabeza: ¿de qué “pasta” está hecha una persona que realiza semejante acción? ¿Pecata minuta para un tiburón de Hollywood?
Las condiciones de la inmersión en la Fosa de las Marianas, situada en el extremo noroccidental del Océano Pacífico, son de pesadilla: encajado en un estrecho habitáculo, Cameron tardó dos horas y treinta y seis minutos en descender los casi once kilómetros hasta llegar al lecho oceánico de temperatura cercana a la congelación, oscuridad absoluta y una presión de ocho toneladas por centímetro cuadrado. Pero el director de Titanic y Avatar no se conformó a sus 57 años de edad en llegar hasta allí. Tuvo el temple de permanecer tres horas (!) en absoluta soledad en el fondo de la fosa para llevar a cabo una tarea científica de recogida de muestras y registro de imágenes. Tras ello tardó unos 70 minutos en ascender a la superficie, un regreso bastante más rápido que la bajada.
La expedición, organizada por el director junto con la National Geographic y la marca Rolex, persigue desarrollar un proyecto de investigación del fondo oceánico, el territorio que permanece más ajeno al ser humano. Paradójicamente, esos once kilómetros de profundidad suponen una lejanía relativa mayor que la de la Luna, bastante más transitada por los humanos hasta la fecha. En este sentido, Cameron definió el fondo oceánico como “la Luna”, “un mundo alienígena”, “desierto” y “aislado” en donde sintió una “total soledad”.
Este proyecto cubre dos frentes: el científico y el cinematográfico, puesto que el cineasta, que también es oceanógrafo, planea ambientar la continuación de la película Avatar en el fondo marino. Como logro añadido, decir que ha conseguido batir el record mundial de inmersión submarina en solitario.
No dispongo de la hora natal de James Cameron, pero aún sin poder trazar su horóscopo, posiciones y aspectos planetarios son reveladores. Si lo primero que pensé es que había de ser una persona muy fría para realizar la acción descrita, lo que veo en su carta es que en vez de frío, James Cameron es, ante todo, una persona intrépida y entusiasta (Marte en Sagitario trígono al Sol en Leo), capaz de movilizar a otros en sus proyectos y sobre todo con una gran fe en el desarrollo feliz de todo acontecimiento: Luna (emociones) en Piscis trígono a Júpiter (fe, suerte) en Cáncer, duro a veces (Luna en cuadratura a Marte) pero sin duda sentimental. Podría decirse que ese es el mejor de los trígonos por hallarse ambos planetas (Luna y Júpiter) en recepción mutua; confianza y suerte prometen todo tipo de realizaciones afortunadas de las que tenemos la constatación por la trayectoria del nativo, artífice de varios de los mayores éxitos cinematográficos -sobre todo en el sentido económico, descritos también a veces como excesivos o hiperbólicos: Júpiter, el planeta de la abundancia, exaltado, multiplica la cantidad de “agua” de esta carta. Es de destacar que Júpiter está conjunto a Urano, ambos en trígono a la Luna; el factor tecnológico avanzado de Urano se deja sentir no solo en que Cameron es el piloto de la nave sino que incluso ha intervenido en el diseño.
Piscis, constituido por Frío y Humedad (esta última en mayor proporción), que también tiene analogía con la imagen, fotografía y cine, es uno de los significadores del medio acuático. Aunque comparte con Cáncer la regencia de ríos y mares, Piscis añade la particularidad de lo extraño, de lo alejado de la normalidad (como el arte o la locura) y de la consciencia (simbolizada en la Luz del Sol): el inconsciente humano que, en otro plano, el de la realidad física del planeta, tiene su correspondencia simbólica en las profundas aguas de los océanos, frías (introversión) y oscuras (inconsciencia). También se asimila el océano al inconsciente colectivo.
James Cameron es un cineasta famoso (Sol en el dramático signo de Leo; Hollywood le ha coronado con el Oscar), pero tampoco es de extrañar que con esa configuración Lunar natal se sienta atraído por los océanos y los haya convertido en protagonistas de sus películas: las profundidades submarinas son, de alguna extraña manera, su hogar (Luna en Piscis). Y algo maravilloso en todo este juego de correspondencias entre planos de realidad: si James Cameron tiene la Luna en Piscis, el fondo (Piscis) submarino de las Marianas, tiene forma de media luna creciente (!). Diría que siendo sin duda uno de los mayores exploradores en un mundo en el que cada vez quedan menos sorpresas, ha realizado una inmersión al seno del oceáno para reencontrarse emocional y simbólicamente, en lo más profundo del planeta, con su madre, real o arquetípica, sea o no consciente de ello.
L@s seguidor@s de la Astrología moderna os estaréis preguntando cuándo voy a mencionar la reciente entrada de Neptuno en Piscis como significador y detonante de esta aventura marina. Neptuno es un símbolo astrológico fascinante y los años que recorra Piscis se dejará sentir en varios ámbitos (quizá escriba un post más adelante sobre esto), pero prefiero centrarme antes en los planetas tradicionales; concretamente para este evento, creo que el Mercurio retrógrado también en Piscis de la carta de la expedición es el planeta que mejor describe el evento.
Mercurio es un significador tradicional de viaje. La retrogradación habla de un movimiento antinatural, contrario al directo, que es el “normal” en los planetas. Por eso los antiguos le adjudicaban una connotación maléfica, ya que los asuntos regidos podían volverse del “revés”. En este caso Mercurio retrógrado creo que es más que descriptivo de este “viaje”, realizado en sentido contrario al movimiento que es habitual: en horizontal (como el movimiento del elemento Aire) sobre la superficie terrestre o en sentido ascendente (como el movimiento elemento Fuego) en los trayectos aeronáuticos. Sin embargo, este evento se refiere a un viaje hacia “abajo”, un sentido no habitual de viaje, que también se corresponde con la tendencia del movimiento en el elemento Agua, que en el plano material “baja” o “cae” y en el metafísico se traduce como un “hacia dentro” o “hacia lo más profundo”. El hecho de hallarse en el signo de Piscis, regente de las profundidades -de todo tipo, completa el cuadro. Me parece también significativo que Mercurio, que está en la primera casa (identidad), es regente del Bajo Cielo, el fondo de la carta astral.
La carta del inicio de la inmersión tiene el Ascendente precisamente en el signo de Piscis (agua, océano) y el Medio Cielo en Sagitario, indicando que la meta del proyecto es la exploración y el conocimiento. Júpiter, regente tanto del Ascendente como del Medio Cielo va a la II en Tauro, indicando la enorme cantidad de tiempo y dinero invertida en este proyecto y al III signo, relacionado con el estudio y los viajes cortos. La Luna de la carta, significadora tradicional también de todo viaje por asociarse a la movilidad y al cambio, está muy afortunada por hallarse creciendo (en fase nueva), en su signo de exaltación (muy fuerte) y en conjunción estrecha con el benéfico Júpiter, conjunción que es ya partil (compartiendo ambos el mismo grado de la eclíptica) y casi exacta cuando el mini submarino alcanza el fondo dos horas y treinta y seis minutos más tarde. Además, el siguiente aspecto que realizará la Luna será otra conjunción con un benéfico: Venus muy digna en su propio signo, lo que añade más fuerza a la configuración. Los nodos lunares recorren los signos de Géminis y Sagitario, relacionados con estudio y exploración. No sorprende que la mayoría de planetas -entre ellos los principales significadores de la carta- se hallen bajo la superficie, esto es, en el hemisferio inferior de la carta.
Los ángulos en signos mutables aportan inestabilidad o algo de incertidumbre al evento. Puede que este hecho más el propio Mercurio retrógrado en primera simbolicen la única “pega” de la expedición, que forzó a acortar la estancia en el fondo desde las seis horas previstas a las tres efectivas: si lo he entendido bien, una fuga de líquido hidráulico (otra vez el “agua”) que afectó la ventana, perjudicó la visión del piloto y le impidió usar un “brazo de manipulación” (Nodo Sur -pérdida- en la III -brazos-).
Según el trabajo de la astróloga Adela Ferrer “El significado de las casas del momento de inicio de un viaje” (Eudemón, 2000), citado por el astrólogo Sergio Rivillo en su curso de Astrología Horaria (ver Astralis), la Casa VIII se refiere al habitáculo del viajero o piloto en la nave. Tenemos aquí a Saturno, señor de las limitaciones, que describe muy bien la estrechez e inevitable restricción de movimientos que padeció Cameron en todo su larga estancia así como el hecho de que la enorme presión submarina comprimiese el mini submarino unos ocho centímetros; además, el frío (Saturno) del fondo marino se dejó sentir en su interior.
El que la Luna sea la regente de la secta -nocturna- de la carta, hace más relevante su buen estado cósmico; su excelente colocación con el regente del Ascendente y del Medio Cielo (Júpiter) es una indicación del éxito de la misión y además nos trae de nuevo la carga del simbolismo lunar que he comentado antes en la carta natal de James Cameron. El Sol en Aries representa el espíritu pionero (cardinal) y aventurero (fuego) del proyecto, que tiene una fuerte carga tecnológica y científica indicada en la estrecha conjunción del astro con Urano.
La relevancia “histórica” (record de inmersión, importancia de la investigación científica en un ámbito poco explorado) está señalada por la ubicación de Júpiter (regente del Ascendente y del Medio Cielo) en el segundo decanato de Tauro, zona de grados Avatar; precisamente se trata de Júpiter, significador del conocimiento y de la exploración. James Cameron, como suele ser en personas con gran influencia en el colectivo humano y a falta de conocer su hora de nacimiento y por lo tanto los ángulos de su carta, tiene también algún planeta en estos grados: Mercurio (comunicación) en 17º de Leo (arte, escena). Curiosamente, su penúltimo éxito se llama así: Avatar.