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Hallazgo de Ruth y José Bretón

La investigación sobre la desaparición de los hermanos Bretón en octubre de 2011 dio este lunes un giro radical cuando se dieron a conocer los resultados de dos peritaciones antropológicas sobre los huesos hallados en la hoguera de la finca Las Quemadillas. Si según el primer informe forense esos restos fueron atribuidos a animales pequeños, los realizados este verano son bastante tajantes en cuanto a su procedencia humana; concretamente se hace énfasis en que pertenecen a dos niños pequeños, de edades entre 2 y 6 años. Incluso a la vista de estos informes, realizados por dos máximos expertos del país, José Bretón sigue manteniendo su inocencia.

El 11 de octubre de 2011, tres días después de la desaparición de los niños, basándome en la hora de la llamada del padre al 112 para avisar de la pérdida de sus hijos en el Parque Cruz-Conde de Córdoba -las 18:41 h.-, publiqué un post sobre este tema  diciendo que el padre podía estar relacionado, no ya con la desaparición sino con la muerte de sus hijos. El post lo redacté el lunes 10 de octubre, pero realmente no me atreví a publicarlo inmediatamente porque todavía se trataba de la búsqueda de dos niños vivos y no se empezó a señalar al padre hasta el día siguiente. Voy a revisar y corregir parte de la interpretación que hice en aquel momento, teniendo en cuenta que lo que se había publicado en prensa aquellos primeros días, única fuente de información disponible, era muy escaso y, en ocasiones, incluso erróneo. Después mostraré una nueva carta relacionada con el suceso.

desaparicic3b3n-hermanos-bretc3b3n-llamada-al-112 Hallazgo de Ruth y José Bretón

La carta de la llamada al 112 (que el 10 de octubre todavía se decía que era la de la ‘denuncia’ siendo, en cambio, la del aviso a Emergencias), tenía una Luna a primera vista bien aspectada (sextil al benéfico Júpiter y recepción mutua; sextil a Plutón) por lo que no llevaba a pensar inmediatamente en daño corporal (Luna). Pero la posición del parte de Fortuna junto a Marte en Leo, además de otros elementos de la carta, sugería una lectura más negativa. Así, Piscis se convertía en el VIII signo desde la Fortuna (empleada como ‘horoskopos’ señala una nueva Casa I), quedando Piscis (Ascendente de la llamada al 112) en el VIII signo, lugar de muerte, el mismo donde además estaba situada la Luna, regente natural de las personas o cosas perdidas.

Júpiter, regente de la carta, estaba retrógrado; los planetas retrógrados actúan de forma contraria a su naturaleza, por eso se decía antiguamente que no son fiables, que aparentan lo que no son o que ‘mienten’ (la retrogradación también puede tener su parte positiva, según el caso). Ello me inclinó a pensar que el padre, que debía estar mintiendo, revisaría su declaración, que la corregiría. De hecho, en uno de los registros efectuados en la finca,  insinuó a uno de los responsables policiales que los niños estaban “muy cerca”. El día 16, un día después de uno de los que señalé como probables para la confesión, le dijo al policía-sombra que le acompañaba esos días que él era el responsableque necesitaba algo de tiempo para hablar con la familia y que después confesaría. La declaración no se produjo pero Bretón fue detenido menos de 48 horas después, en la madrugada del día 18. Subestimé la fuerza de la fijeza de Tauro, signo donde se hallaba Júpiter, retrógrado y ‘mentiroso’: Bretón ha mantenido su ‘versión’ con una calma y persistencia (Tauro) asombrosas. También puede haberle ayudado el resultado del primer informe sobre los huesos, descartando que fueran humanos, dándole la sensación de haber elaborado el plan perfecto y quizá por eso se mostraba tan seguro de que no se iban a encontrar a los niños en los registros de la finca.

Mencioné que Bretón podría cometer suicidio; se ha sabido que realizó un intento cuando años atrás fue abandonado por una novia y otro conato de auto lesión estando ya en la cárcel; probablemente ambos actos fueron realizados sin demasiado énfasis y para centrar la atención. De todos modos su conducta podría ser imprevisible y ha permanecido todo este tiempo en prisión bajo el régimen especial de prevención de suicidios.

También dije que los niños podrían estar en el agua, basándome en la Luna de la carta situada en el signo de Piscis. Lo que dice esa Luna en Piscis es literalmente lo que contó Bretón al 112: que sus hijos (Luna, regente de Casa V) habían desaparecido (Luna en Piscis en la XII). Y esa es la cuestión, que la carta de las 18:41 es básicamente la de una mentira y hacía falta conocer la verdadera hora de desaparición de los niños para hacer un intento de aproximación a lo que pudo pasar. Por otro lado la Luna en Piscis tiene relación con el sueño o los estados de inconsciencia y más en la XII, por eso también apunté la posibilidad de que los niños hubieran sido drogados, dato que cobró consistencia más adelante cuando se supo que Bretón había comprado unas cajas de sedantes semanas antes de la desaparición, medicación que al parecer no tomó. Por otra parte, Piscis también tiene que ver con la desintegración…

En definitiva, la Fortuna estaba en esa carta señalando Marte en Leo, que precisamente tiene analogía con la destrucción (Marte) por fuego (Leo). La hoguera fue un punto muy llamativo y sospechoso desde el principio para todo el mundo, pero el rápido descarte de los huesos hallados me llevó a cuestionar un elemento que aparecía astrológicamente destacado.

No mencioné en el post de octubre otro elemento que sugería un hecho delictivo, que era la colocación de los Nodos de la Luna en 16º 27′ de Sagitario-Géminis, es decir, en el decimoséptimo grado de ese eje, considerado por el astrólogo Charles Carter como grado de crimen. Meses después del suceso y tras especulaciones con horas diversas, se publicó por fin que los niños fueron vistos con vida por última vez a las 13:31 h. del día 8 montados en el coche de su padre camino de la finca familiar Las Quemadillas. La hora es fiable porque la imagen de la salida del coche hacia la finca fue registrada por una cámara en la calle. Esa carta muestra el eje del Ascendente-Descendente en 16º 48′ de Sagitario-Géminis, precisamente en conjunción partil con los Nodos de la Luna y por lo tanto también situado en los grados que Carter señaló como fatídicos. Además, el eje del Ascendente y los nodos está en cuadratura al punto medio Marte/Saturno, punto de máxima tensión e incluso de muerte. Así que esta carta sí que podría ser la del inicio del proceso de muerte de los niños, el comienzo del acto criminal planeado desde hacía semanas. De hecho, los planetas retrógrados, como Júpiter en ese caso, tienen que ver con la planificación porque tienen que ‘revisar’ una y otra vez los detalles de su estrategia. Me imagino a Júpiter retrógrado en Tauro ‘rumiando’ sus ideas.

c3baltima-vez-nic3b1os-bretc3b3n-vistos-con-vida1 Hallazgo de Ruth y José Bretón

Una vez más, Júpiter retrógrado es el regente del Ascendente, ahora en Sagitario. Bretón es el agente de la acción, quien se lleva a los niños y por lo tanto Júpiter le representa de nuevo. El planeta está en la Casa V, la de los hijos, el foco de su atención en esos momentos y la Luna está en la III, casa de los hermanos, vehículos y trayectos cortos. Veamos los aspectos de la Luna, análoga de la infancia, la familia, la maternidad, el alimento, los líquidos; la gran conectora y propiciadora de lo que sucede en cualquier carta y aquí, además, regente de la Casa VIII, la de la muerte:

  • La Luna va del sextil partil con Plutón al aplicativo (futuro) con Júpiter en Tauro. El sextil es un aspecto considerados ‘bueno’ o afortunado, pero la ‘bondad’ o ‘maldad’ de un aspecto está más bien relacionada con el estado cósmico de los planetas que lo forman así como su natural compatibilidad o enemistad; el aspecto en sí no indica más que la fluidez o falta de obstáculos para realizar la acción y, concretamente en esta carta podría estar representando la falta de resistencia por parte de unos niños tan pequeños y lógicamente confiados. Asimismo, Bretón realizaba supuestamente por fin el plan que había planeado (retrogradación de Júpiter) tan cuidadosamente.
  • Una de las analogías de Tauro precisamente es el campo, los cultivos y los árboles frutales. El camino que se inicia a las 13:31 lleva, pues, al campo, a una finca, a un huerto. La Luna es afín a la infancia y está representando también a los niños por su co regencia de la Casa V. Tanto la Luna como Júpiter tienen dominio sobre la Casa VIII de la muerte.
  • El sextil de la Luna a Plutón comienza a ser partil a las 13:06, que podría coincidir con el inicio de los preparativos del viaje a Las Quemadillas: recoger el equipaje y colocar a los niños en sus sillas. El sextil con Plutón permanece partil hasta las 15:03 h., y es un aspecto que señalé en octubre como un «peligro oculto» para los niños por estar Plutón en Capricornio, porque ese planeta siempre guarda analogía con la acción -violenta- subterránea, traicionera o secreta y sobre todo porque Capricornio es el signo de exilio de la Luna. Yo diría que el proceso de ‘muerte’ comienza en el trayecto, cuando de camino a la finca, Bretón -quizá- da a sus hijos un brebaje o sencillamente agua (Luna y Piscis: líquido) para que ingieran la droga que les dormirá. Además no habían comido todavía, lo que facilitaría el efecto de los medicamentos. El padre ha dicho en ocasiones que los niños llegaron a la finca dormidos o que permanecían dormidos en el coche mientras él quemaba la hoguera; quizá construyó su mentira con fragmentos de verdad y mientras refería su ‘versión’, recordaba la imagen de los niños dormidos bajo el efecto de las drogas en la parte trasera del coche. Por otro lado, para la mentalidad minuciosa y controladora de Bretón, nada más práctico que los niños se quedaran quietecitos en sus sillas, en vez de tener que perseguirlos por la finca para realizar su plan.
  • A las 15:04 h. la Luna entra en los 6º 00′ y comienza la cuadratura partil al punto medio Marte/Urano, de naturaleza violenta: Marte está en la Casa VIII (muerte) y Urano en la IV, Casa que representa el final y la tumba, pero también la casa propia, el hogar, la familia, el territorio: el hogar (casa IV) de recreo (V signo) de una familia rota (Urano). Este aspecto permanecerá partil hasta las 17:01. Esta franja de tiempo es la que se indica como la de inicio del fuego en el horno crematorio que supuestamente Bretón construyó para extinguir cualquier rastro de los cuerpos de sus hijos. El aspecto sugiere el empleo de alguna destreza técnica (Urano) y al mismo tiempo, cierto grado de precipitación e imprudencia. Tal y como apunta María (¡gracias!), una lectora del blog, la Luna en Piscis podría también estar relacionada con el líquido ‘maloliente’ (‘tóxico’, en versión moderna) de la gasolina probablemente empleada para la hoguera. Se sabe que Bretón compró 170 litros (!) de este material días antes de la desaparición de los niños.
  • A las 17:02 h. la Luna alcanza el sextil partil con Júpiter y ambos planetas coincidirán en el número de grado hasta las 19 h., momento en que ya se ha dado aviso de la supuesta pérdida de los niños. Júpiter en Tauro, por un lado, está representando el huerto y yo pensaba, a la vista de esta carta, que los niños estaban allí, pero resultaba desconcertante que no hubiesen encontrado rastro de ellos en las prospecciones realzadas con los georradares. Finalmente aquí tenemos la relación: la hoguera, más bien horno crematorio, fue instalada en el huerto y el fuego llegó a amenazar algunos árboles. Creo que la llegada de la Luna al sextil partil con Júpiter (que está conectado con Marte en la VIII en Leo -fuego- mediante una cuadratura) implica el crecimiento del fuego, su aumento (Júpiter) casi descontrolado y es alrededor de las 17:15 h. cuando la columna de humo ha crecido tanto que es detectada por los técnicos forestales del Infoca.

Sobre si los niños estaban vivos o muertos cuando -supuestamente- fueron incinerados, me inclino por pensar que estaban ya muertos. Marte (violencia) en Leo (fuego) está en la VIII, pero la cúspide de la casa está en otro signo, en Cáncer (por cierto, la familia), cuyos almútenes son la Luna y Júpiter en recepción mutua y relacionados por un sextil. Creo que esto indicaría una muerte al menos inconsciente, sin dolor físico.

El Medio Cielo (meta, objetivo) de esta carta, en 5º 09′, coincide casi con la posición de la sizigia previa a la desaparición: la Luna Nueva en 4º 00′ de libra. Volviendo de nuevo a Charles Carter, tenemos que el quinto grado de Aries-Libra estaría relacionado con ‘envenenamiento’. Siguiendo con el supuesto de que Bretón administró los sedantes a sus hijos, encontramos que los medicamentos fueron adquiridos el día 27 de septiembre, precisamente el día de la Luna Nueva en 4º de Libra (!), que realiza una cuadratura partil a Plutón. Es llamativa la carta de esta Luna Nueva, que tiene los planetas que hemos destacado en este suceso en las casas clave y en aspecto aplicativo entre ellos.

 

desaparición-niños-Bretón-Luna-Nueva-previa Hallazgo de Ruth y José BretónDe nuevo en la carta del día 8 a las 13:31 h., ¿dónde está la Fortuna? Justo sobre Júpiter en la V casa. Si contamos de nuevo ocho signos a partir de Fortuna, tenemos de nuevo que el Ascendente de la carta es el VIII signo.

Saturno es el planeta más fuerte y digno de la carta: directo, rápido, elevado, angular y en exaltación. Si en una decumbitura (Astrología médica) la casa X y su regente corresponden a la medicina, quizá podamos hacer una extrapolación y decir que Saturno exaltado en la Casa X y dueño del grado del MC por suma de dignidades, podría representar lo que aporta la ‘cura’ o solución. Resulta que Saturno rige el esqueleto, los huesos y en Libra podría representar tanto los restos hallados como a los científicos (Saturno) de prestigio (exaltación en Libra) que han aportado el dato fundamental de la identificación de los huesos de la hoguera tantos meses después (retraso= Saturno) de su hallazgo. Precisamente el lunes 27 de agosto, día en que se desveló al público el resultado de los dos informes, Saturno transitaba el grado 25º de Libra, precisamente el punto medio de la conjunción Mercurio (niño) y Venus (niña) de la carta. Los restos de lo que parecen ser dos cuerpos humanos (‘conjuntos’, entremezclados) están muy fragmentados y debido a la extrema temperatura que alcanzó la hoguera puede que no sea posible efectuar las pruebas de ADN. De todos modos, hay más muestras del cuerpo de seis años (niña) que del de dos (niño), del que a diferencia del primero, no ha quedado ningún diente; en Libra, Venus está más fuerte que Mercurio, que además está muy cerca del destructivo punto medio Marte/Plutón. La posición de Venus y Mercurio hacia el final del signo y sobre todo Venus, que se halla en un grado de pérdida justo antes de entrar en el signo de su exilio, quizá indica que se ha estado a punto de perder los cuerpos, pero no del todo…

Resulta curiosa esta otra analogía: el Saturno de la carta está ‘combusto’ por su conjunción con el Sol. La combustión ‘oculta’ el planeta que tiene esta condición bajo la luz del Sol, de la misma manera que unos datos valiosos han permanecido ‘ocultos’ durante un tiempo demasiado largo, con el consiguiente retraso o incluso bloqueo de las indagaciones. El Sol, el ocultador, está en Libra, débil en el signo de su caída; puede representar tanto la hoguera apagada como a la primera especialista que realizó el análisis de los huesos, determinando tajantemente que pertenecían a ‘roedores’ y aparentemente desviando con ello el curso de la investigación. Quedan pendientes nuevos análisis que corroboren definitivamente que ese primer informe fue erróneo así como correctos el segundo y el tercero; la fortaleza de Saturno podría indicar que estos últimos, los realizados este verano, son los válidos.

Se ha escrito que José Bretón tiene una inteligencia por encima de la media y que el plan trazado incluía acciones para despistar a la Policía. Creo que el hecho de atribuirle tanta capacidad ha perjudicado la investigación. Incluso se llegó a pensar en un principio que la hoguera había sido encendida para ofrecer una pista falsa, y lo mismo se ha dicho de cuando arrojó dos bolsas de basura a dos contenedores distintos habiendo salido ya de la finca, que podrían haber contenido restos de sus hijos.

Se ha dicho que el supuesto crimen realizado por Bretón sobre sus hijos ha sido un acto de venganza contra su mujer. Para que esto sea así, en un sentido algo estricto, haría falta una gran capacidad emocional -negativa, claro- por su parte. En otros trágicos casos, la mayoría, el acto de venganza acaba con el suicidio del perpetrador o la confesión y entrega a las autoridades. Pero éste no es el caso y además entra en contradicción con el perfil frío que ha mostrado el ahora preso. En mi opinión -muy personal-, que tengo que basar en lo que he leído en la prensa, José Bretón es una persona completamente aplastada por su mediocridad y esto se puede volver peligroso en alguien profundamente egocéntrico y narcisista, como parece ser el caso. Una persona razonablemente ‘normal’ sufre por su separación, que por supuesto puede afectar a su autoestima, pero la resolución pasa por procurar que los hijos sufran lo menos posible y, más adelante, quizá encontrar a otra persona con la que compartir la vida; no hay más en cuestión que la propia relación y la tristeza por el amor que ha terminado o por los años perdidos con la persona inadecuada. Pero hay aquí elementos muy diferentes.

La ausencia de emotividad en Bretón, sus comentarios forzadamente razonables, incluso ciertos momentos de ‘jovialidad’ totalmente fuera de lugar con los policías que rastreaban la finca familiar buscando los restos de sus hijos, a los que comentaba detalles íntimos, invitaba a pizza o proponía poner música, le desvelan como psicópata. Para qué hablar de las cartas que ha enviado a la prensa, haciéndose pasar por su hija para pedir su salida de la cárcel; queriendo promover en el público una compasión que él mismo no conoce ni comprende, lo que ha provocado, en cambio, ha sido desconcierto y profundo rechazo. En la rutina, un psicópata se mueve a sus anchas porque ya ha aprendido lo que ha de hacer, decir o aparentar sentir en cualquier momento. Fuera de ella, la máscara se vuelve inconsistente, desconcertante, extraña; ha de aprender sobre la marcha, rápidamente, para construir nuevas estructuras, una nueva piel de camaleón. De este modo, no me extraña que no se haya ‘derrumbado’ en ningún momento en estos once meses y que mantenga con toda la tranquilidad su versión de lo hechos, porque fingir, aparentar y controlar sus emociones (que también las tiene) es algo que habría hecho no en este último año, sino durante toda su vida. La psicopatía no es una enfermedad sino una distorsión de la personalidad respecto de la norma; por lo que se sabe hasta el momento, no aparece en un momento determinado sino que se nace con ella.

Para Bretón la ruptura matrimonial y familiar no supone pérdida afectiva porque probablemente es incapaz de amar a nadie. En este caso, el rechazo de su esposa lo que provoca en Bretón es la ruptura de la ‘identidad’ que ha construido durante tanto tiempo, el marido, el padre ejemplar, correcto y educado; el mundo estructurado y controlado alrededor de rutinas y costumbres, que tanto le molestaba que fuera alterado; sus esfuerzos por estar integrado, ser uno más, cuando en el fondo de donde debería tener el corazón, ha de saber que no lo es. En contraste con su narcisismo, la impotencia para alcanzar a ser ‘alguien’, la falta de valía, la ‘nada’ interior queda expuesta tras la ruptura, lo que le lleva a desplegar ese acto horrendo que para él es un ejercicio de poder máximo sin comprender que es al mismo tiempo la máxima cobardía, puesto que lo ejerce sobre sus propios hijos, dos niños pequeños e indefensos que están precisamente bajo su protección y que dependen de él. Al mismo tiempo que calma su necesidad absoluta de control, causa el máximo daño posible a la ‘causante’ de que su vida se rompa, su ex esposa. Otro ‘beneficio’ que extrae Bretón de la situación es conseguir ser -por fin- el centro de atención, que ya se sabe que los niños pequeños ‘roban’ el protagonismo aun sin pretenderlo…

Los informes sobre su supuesta superioridad intelectual deben de haberle envanecido más todavía. Pero Bretón tendría que haber sido realmente inteligente para evitar las inconsistencias que le han delatado. En realidad, no ha engañado en ningún momento ni al juez ni a ningún policía con el que haya entrado en contacto durante todo este tiempo, de ahí la persistencia de estos funcionarios en mantenerlo encerrado y seguir buscando en la propiedad.

El dolor de la madre y de toda la familia Ortiz ha de ser insoportable. Es más complicado imaginar por lo que estarán pasando los familiares de Bretón que, a la pérdida de los niños, han de asimilar la -supuesta todavía- constatación de que su hijo, hermano y tío es un monstruo. ¿Qué sentirán sus padres sobre lo sucedido? ¿Se sentirán responsables en alguna medida? ¿Han tenido algo que ver con la personalidad -supuestamente- deforme de su hijo? ¿Sabían que era diferente? En relación a esta familia me llama la atención que Bretón decide ejecutar su plan -quizá por comodidad- en la finca de sus padres, ubicada en una zona cuyo nombre evoca el fuego y que queda ‘manchada’ definitivamente por un acto abominable. Mediante el crimen, la propiedad familiar -con toda la carga simbólica que esto tiene- les es ‘arrebatada’ a los padres y hermanos, puesto que -en mi opinión- nunca jamás volverá a ser un lugar de acogida, por lo menos para esa familia y durante muchos años. Me pregunto si José, que tan poco parece saber de sentimientos, se ha dado cuenta de esto o si incluso ha sido deliberado. Así, también me pregunto si parte de la ‘venganza’, consciente o inconscientemente, no va dirigida a sus padres, a los que ha arruinado los últimos años de sus vidas. No dispongo de los datos natales de Bretón, que serían dignos de estudiar, desde luego. Por su apariencia (cabeza redonda y voz algo femenina, muy aguda) la Luna natal podría estar en algún lugar destacado de su carta y, por supuesto, ‘afligida’.

Por cierto, el parque Cruz-Conde, el lugar donde Bretón dijo -y mantiene todavía- que perdió a sus hijos, tuvo otro nombre anterior: la Colina de los Quemados.