La Casa III corresponde a la etapa del crecimiento en la que comenzamos a tomar contacto directo con el medio ambiente inmediato y por extensión las personas y lugares que nos encontramos allí, como son los hermanos, parientes cercanos, vecinos y compañeros de escuela y cualquier persona que resulte significativa en esa fase. Planetas negativos en la III pueden describir vivencias desagradables en esa época de la vida, la de la primera infancia y adolescencia, cuando llenos de curiosidad por nuestro entorno comenzamos con más o menos maña a conocer, a relacionarnos con nuestros semejantes y a comunicar quiénes somos, por primera vez, a quien no tiene referencias nuestras. La vulnerabilidad y fragilidad de esta fase de la vida radica en que son los primeros pasos fuera del ‘cascarón’ de la casa familiar, que previsiblemente -aunque no siempre es así- ha sido hasta el momento un lugar seguro, a salvo de toda amenaza. Con la ingenua seguridad de quien todavía no ha batallado en la vida, con las armas del afecto materno y paterno aprovisionadas en la Casa II, la criatura sale al pequeño mundo de la Casa III, que sin embargo, para ella, es TODO el mundo.
Andy Murray, el conocido astro del tenis, tiene Plutón en esa casa, un planeta que siempre se relaciona con la violencia, aunque sea frecuentemente una violencia soterrada, oculta, de la que se ejerce por debajo de la línea de flotación y por lo que es muy difícil hacerle frente. Al enemigo plutoniano no se le ve venir. El tenista es uno de los niños supervivientes de la matanza en la escuela de primaria de Dunblane (Escocia), la peor de la historia del Reino Unido, perpetrada el 13 de marzo de 1996 a las 9:32 horas de la mañana por Thomas Watt Hamilton, que se suicidó tras asesinar a dieciséis criaturas de entre cinco y seis años y a una profesora. Murray, de ocho años de edad, sobrevivió escondiéndose con su hermano mayor debajo del escritorio del jefe de Estudios. El asesino era sospechoso de pedofilia y tras repetidas protestas de algunos padres, había sido apartado de todas las actividades que organizaba con niños, a las que era aficionado y por las que estaba vinculado a la esfera escolar de Dunblane. Murray llegó a participar en algunas de aquellas actividades lideradas por Hamilton, al que recuerda incluso como pasajero en el coche de su madre en algún trayecto (Casa III) compartido. Es una figura que claramente personifica la amenaza del Plutón natal en la Casa III, una amenaza para su vida que afortunadamente superó.
Por supuesto, dependiendo de la totalidad de la carta y sobre todo del estado de los planetas personales, Plutón también puede significar secretos, una violencia menos sangrienta pero igualmente angustiosa como -por ejemplo- la del acoso escolar y la dificultad para verbalizar el dolor sufrido, la amenaza a la integridad -también mental- y que acaba transformando a la persona para siempre. La huella de las vivencias penosas en la etapa donde todavía no tenemos «caparazón» puede ser profunda y duradera, y teñir las relaciones posteriores adultas de recelo y suspicacia. La parte constructiva que puede representar Plutón en la III cobra forma de transformación mediante la verbalización o la escritura, es decir, que puede encarnar la terapia o el/la terapeuta que puede ayudar a elaborar y cambiar nuestros recuerdos y actitud a través de la reedición del dolor y del miedo.
El día de la matanza en Dunblane, Plutón, que portaba los significados de la III, su emplazamiento natal, transitaba en oposición al Mercurio de Andy, regente de su Ascendente en Virgo y que por lo tanto le representa directamente en la carta como extensión dinámica de su Ascendente (cuerpo, identidad). Su Mercurio natal está en excelentes condiciones: elevado, angular, domiciliado y sin aspectos natales, ni buenos ni malos. La ausencia de malos aspectos le libró del peligro físico.
Pero a pesar de este Mercurio privilegiado, hay una grieta por la que el tenista pudo percibir una gran vulnerabilidad personal. En su carta, Venus es el regente de los lugares hilegíacos, relacionados con la salud y la esperanza de vida, lo que se conoce también como almuten de la carta. En el ránking de dignidades esenciales, Venus es el planeta más débil del mapa, exiliado, cadente y planeta nocturno en carta diurna. Venus rige precisamente la Casa III (escuela, hermanos, trayectos), y es además almuten de la VII (enemigos declarados) y la VIII (muerte). La parte buena, que casi siempre la hay, es que Venus en Aries (signo exaltación del Sol) intercambia dignidad con el Sol en Tauro (domicilio de Venus). Aunque no es una recepción mutua en sentido estricto, puesto que los planetas no efectúan aspecto, sí que se apoyan y colaboran. El Sol es el más importante de los puntos vitales de la carta -sobre todo si es diurna- y rige la Casa XII, la de los secretos, enemigos ocultos y aislamiento. La relación entre Venus y el Sol (peregrino) sugiere que dos elementos débiles se ayudan para sobrevivir y la ayuda tiene forma de ocultamiento, secreto, escondrijo (XII), acción que Andy efectuó junto a su hermano (Venus rige la III).
Podemos interpretar esta carta con los planetas tradicionales, prescindiendo de Plutón. El almuten de la III es Saturno, que siempre resulta «pesado» cuando tiene que ver con la III, porque implica vivencias que requerirían una madurez que no se ha alcanzado todavía (en la infancia, claro). Saturno se une a la Luna en la Casa IV, aunque en el signo contiguo al de la cúspide de IV. Parece sugerir que la acción de Saturno conjunto a la Luna no se desarrolla en su misma casa familiar (IV) sino cerca, lo que queda de todos modos dentro del ámbito de su pueblo natal.
Saturno y la Luna se hallan en el signo de Sagitario, que frecuentemente acarrea un significado de docencia. Ambos reciben la oposición de Marte en Géminis. Ésta es la escena que parecen representar estos ‘personajes’: Saturno regente de III (etapa escolar), al tratarse de un planeta asociado a la edad avanzada representa a un adulto con autoridad significativo en esta etapa, concretamente a un o una docente. Está junto a la Luna, que representa la primera infancia, la que da sus primeros pasos fuera del hogar. Todavía no es tiempo de aprender a leer ni a escribir, sino de tomar un primer contacto fuera del entorno estrictamente familiar en el que la escuela debe parecer otro mundo (Sagitario). El o la docente (Saturno) está, pues, junto a uno o varios niños pequeños (Luna). Se les opone Marte, el planeta de la violencia, que empeora su condición en carta diurna. Esta violencia la ejerce una persona porque Marte está en Géminis, signo ‘humano’, que a su vez tiene analogía con los significados de la Casa III. La Luna no tiene escapatoria: se separa de Saturno y va hacia la oposición con Marte, que además está en la X, que es la VIII (muerte) casa contando desde la III, así que representa la muerte de los hermanos o, en este caso, de los condiscípulos de Andy Murray. Parecería que la escena de la masacre de Dunblane está implícita en su carta natal.
Venus, almuten de la carta, está en Aries, es decir, en manos de Marte, el agresor. Pero la colaboración que hemos comentado antes con el Sol (regente de la XII: lugares secretos, ocultos), almuten a su vez del grado de Venus, ayuda a superar el trance. La carta me sugiere que quizá fue el hermano de Andy el que estuvo más cerca de morir, o quien sabe si fue quien encontró dónde esconderse. El asesino los conocía personalmente; ¿los habría matado, de haberlos encontrado? Venus y Marte se encuentran en sextil, lo que implica una relación de simpatía.
Además, Venus en Aries indica afecto o admiración por Marte. Andy Murray pudo llegar a sentir cierto afecto por quien un día, súbitamente se convirtió en asesino, pero que durante el tiempo que compartieron juntos pudo ser sencillamente un hombre atento, incluso un figura paterna, cualquiera que fuesen sus intenciones finales.
El tenista no suele hablar de aquella vivencia tan traumática y tampoco conocemos el alcance de su relación con el asesino… Esto nos lleva a reevaluar Marte y vemos que es regente de la IV, la casa del padre. Por un lado, el agresor de la carta puede haber llegado a ser una figura paterna para Andy. Por otro, la difícil configuración de Marte opuesto a Saturno y la Luna ocupando las casas IV (padre) y X (madre), describe una situación familiar complicada que acabaría con el divorcio de sus padres en 1996, el mismo año de la masacre. Vaya coincidencia.
Viene todo esto a colación de otro suceso terrible ocurrido en diciembre pasado: la matanza en la escuela elemental de Sandy Hook, en el bucólico estado de Connecticut, en el clásico pueblo apacible donde nunca sucede nada, hasta que sucede.
Podemos suponer que este evento habrá afectado de manera especial a Andy Murray, que envió un mensaje de condolencia a las familias de las víctimas de la escuela norteamericana, puesto que el Saturno en Escorpio de la carta de Sandy Hook, representante del asesino por ser regente del Ascendente de esa carta, está justo sobre el Plutón natal en la III de Murray, a sólo 7´ de arco, trayendo frío, oscuridad y tristeza sobre uno de los peores recuerdos de su infancia.