Éste ha sido un año muy duro. Hay mucha gente afectada por circunstancias dolorosas. En unos casos es gente que conozco, pero también sé y sabemos que hay muchísimas personas aquí y en todo el mundo sufriendo por la escasez generada por lo que han llamado “crisis”.

A través de las consultas astrológicas he conocido problemas de personas que han depositado en mí su confianza, lo que agradezco profundamente. Para mí no hay nada tan interesante ni tan importante como el conocimiento de otro ser humano, para el que además tengo la herramienta privilegiada de la Astrología.

La problemática es variada: salud, trabajo, afecto… De todos los problemas que se me han presentado en las consultas, hay uno que creo que es el peor de todos, el más difícil de afrontar y clarificar: la falta de consciencia. Por ello quería contaros que por graves que sean vuestros problemas, el hecho de aceptarlos y afrontarlos es el paso más valioso de todos y el comienzo de la solución. A partir de ahí sólo hay que buscar perspectivas nuevas y trazar un plan de acción. En la mayoría de los casos, ello supone un nuevo inicio y numerosas posibilidades de las que iremos eligiendo las que más nos gusten.

La consciencia se corresponde simbólicamente con la Luz, que precisamente comienza a crecer en esta fase solar. La Luz es fe, amor y conocimiento. La Luz es única y múltiple a la vez, representando la multiplicidad y diversidad de este mundo en el que todo lo manifestado está vinculado sin remedio en una red gigantesca: somos familia, colectivo. Sin darnos cuenta rendimos homenaje a ese simbolismo en estas fechas encendiendo velas, decorando con brillos que devuelven la luz multiplicada al tiempo que nos reunimos para celebrar. Todos los gestos tienen fuerza, sobre todos los que acompañamos con intención y un fuerte deseo.

Nos estamos asomando ya al 2014. Deseo de corazón que sea para tod@s un año luminoso en el que sobre todo busquemos soluciones con los demás, estrechando lazos y uniendo fuerzas en la perenne calidez de la hermandad humana.