Con el Sol en Piscis, la compasión y la empatía acaban siendo noticia tarde o temprano. Uno de los mayores actos de compasión o empatía debe ser aquél en que una familia, ante la muerte irremediable de un pariente, decide donar sus órganos viables. O también el de quien estando en perfectas condiciones decide donar sus órganos pensando en las vidas que podrá salvar. Tampoco hay que dejar pasar el hecho de que los familiares que toman esta decisión por su ser querido, evitan su desaparición total y además otorgan algo de sentido a su fallecimiento, puesto que a partir de un hecho tan doloroso como es la pérdida, pueden contribuir a regenerar la vida en otros.
Hoy domingo El País publica que el pasado día 20 de febrero España batió el récord en trasplantes de órganos al poder organizar y llevar a cabo con éxito 45. 16 familias, 24 horas, 45 trasplantes. He levantado la carta para las 8 de la mañana de ese día, momento en que empieza la jornada laboral en la Organización Nacional de Trasplantes, centro neurálgico de coordinación del frenético trabajo de aquel día para todo el territorio nacional. En medio de un panorama político y económico (son la misma cosa) desolador, al menos tenemos días como éste, lo que resulta reconfortante y esperanzador.
Queda poco para el amanecer, así que el Sol todavía se halla en la primera casa. El Ascendente se encuentra en el último grado de Acuario, donde se encontrará cada año, aproximadamente el mismo día a esta hora. Acuario es el signo del grupo y las relaciones en red. Observamos que ese día el Sol está en el 2º de Piscis, signo que representa tanto la compasión y empatía que he mencionado, el trabajo por los demás anónimo y desinteresado y también el ámbito hospitalario. En Piscis se culmina la desintegración del yo y ello está muy bien ejemplificado en todo acto altruista que requiere el olvido de uno mismo. ¿Por qué altruista? Porque Piscis está regido por el gran benéfico, Júpiter, exaltado en esta carta.
¿Qué configuración astrológica domina el día 20 que no sea semejante a otros 20 de febrero con esos mismos o cercanos Sol y Ascendente? La Luna, clave de todo lo que se desarrolla en este mundo, se encuentra en la Casa VIII de la muerte y la cirugía, en el signo de Escorpio, cuyos significados son afines a los de la VIII y signo que gobierna las crisis, las situaciones emocionales extremas (duelo, alegría y miedo), componiendo un gran trígono desde el aspecto al Sol en Piscis al de Júpiter en Cáncer. El trígono describe una fluidez imparable. Nada rompe el flujo. En este gran trígono nada se interpone entre los tres planetas que conectan la fuerza vital (Sol), la muerte y la cirugía (Luna en Escorpio) y la promesa de la vida (Júpiter) de unas familias a otras (exaltación en Cáncer).
Varios de estos trasplantes se efectúan con los pacientes al borde de la muerte, personas a las que sólo les quedaban unas horas de vida. El último grado del Ascendente representa esta situación crítica de último minuto. Saturno es el regente del Ascendente, que se halla cadente en la IX. Es el planeta regente del tiempo, de la espera. No me cabe duda de que cada hora, cada minuto de este día se eternizaron para todos los que vivieron en primera línea estos acontecimientos: personal médico y de apoyo, pacientes y familiares. Incluso el gran maléfico puede traer algo de bueno al mundo, con una compañía planetaria adecuada: Saturno en Escorpio simboliza el trabajo científico (Saturno) sobre cadáveres (Escorpio) o la cirugía (Escorpio) en pacientes al borde de la muerte (Saturno). Ante la desintegración del cuerpo, que tras la muerte sólo es un residuo (expresándolo en términos crudamente materialistas), aquí se pone la ciencia (Saturno) al servicio del “reciclaje” (Escorpio) de parte de esos cuerpos. La muerte y resurrección escorpianas. Al mismo tiempo, Marte, el otro maléfico y regente de Escorpio, se halla en Libra, signo de su exilio. Marte, cuya naturaleza esencial es ser egoísta, en Libra ha de tener en cuenta a los demás y pactar con ellos; es un Marte débil porque su objetivo ya no es luchar para sí mismo. Saturno y Marte colaboran en esta carta porque intercambian domicilio y exaltación: se encuentran en recepción mutua mixta.
La Luna no recorre más de 12º ese día, por lo que el benéfico Júpiter es el último planeta clásico que aspecta en 24 horas. Si tuviéramos en cuenta todo el recorrido de la Luna en el signo que ocupa, además de Júpiter toca los otros planetas determinantes en este drama: Venus, regente de la Casa VIII de la muerte, que es también regente de la III de las comunicaciones y coordinación, absolutamente esenciales y efectuadas principalmente por mujeres (Venus tiende a escenificarlas) tal y como se describe en el artículo. La cuadratura con Mercurio retrógrado podría indicar algún rechazo o algún trámite que podría haber de repetirse. Por fin, la Luna efectúa el último aspecto antes de salir del signo al alcanzar a Saturno por conjunción, el regente del Ascendente y de ese crítico último grado.